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sábado, 2 de agosto de 2014

La limpieza del Cristo de la Hiniesta saca a la luz matices ocultos


Se han superado ya los tres meses de la retirada del culto del crucificado de la Buena Muerte de la hermandad de la Hiniesta. Como recordarán, el 26 de abril los hermanos despedían al Cristo con una sencilla eucaristía y un besapiés en San Julián donde nadie quiso faltar a la cita.


A primera hora del 27 de abril era llevado al taller de Pedro Manzano. Parece que el tiempo no pasa pero hace ya más de noventa días que no está entre ellos. En la Hiniesta, cuentan los días del ansiado regreso. Así lo hacen saber en sus medios informativos pero no volverá hasta una fecha cercana a la celebración de sus cultos.

Después de finalizar la primera fase con la creación de un informe fotográfico inicial, el Cristo de la Buena Muerte es sometido a trabajos de limpieza en la policromía. Esto está haciendo descubrir y mostrar parte de la policromía original del Señor de Antonio Castillo Lastrucci, ocultos por la gran cantidad de suciedad acumulada con el tiempo y aparece estar en un buen estado y que podrá verse perfectamente cuando vuelva.

Es una restauración importante a la que está siendo sometido. Pedro Manzano Beltrán en su página web, explica detalladamente mediante un informe, el estado de conservación en el que la imagen se encontraba, una vez fueron realizadas las pruebas oportunas.

Sin pausa y a buen ritmo, continúan estos trabajos. Mientras, una cruz en su altar refleja la ausencia de esta querida devoción del barrio de San Julián. Añoranza reflejada al ser la primera vez que abandona su casa para ser intervenido desde que llegara a la Hiniesta en 1938. 




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