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jueves, 7 de agosto de 2014

Sevilla rechaza limitar el gasto de nuevo patrimonio para las cofradías


Recientemente la diócesis de Cádiz ha limitado el gasto de las cofradías en nuevas adquisiciones para enriquecer sus respectivos patrimonios. En este caso no podrán sobrepasar 50 veces el salario mínimo interprofesional sus inversiones, según dictaminó el delegado episcopal de esta diócesis, Juan Enrique Sánchez, lo que evidentemente coarta la ejecución de nuevas obras para dichas corporaciones ¿Podría ejecutarse esta medida en la archidiócesis de Sevilla?


En principio, las cofradías sevillanas podrán seguir invirtiendo en nuevos proyectos patrimoniales, aunque se llama a la responsabilidad de las propias hermandades en estos tiempos de crisis económica que acucian a tantas familias, según expresa Marcelino Manzano, recientemente nombrado delegado diocesanos de hermandades y cofradías de las archidiócesis: “En los tiempos de crisis que estamos viviendo, con tantas familias que llaman a las puertas de las Cáritas Parroquiales y otras instituciones de la Iglesia, sabiendo que nunca se les va a cerrar la puerta, el estreno de enseres en coste excesivo constituye un antisigno e incluso un escándalo. No obstante, en Sevilla no creo que sea necesario establecer una norma como la de Cádiz, porque yo personalmente confío en el buen juicio de las hermandades, que también, como parte de la Iglesia, están haciendo una importantísima labor de caridad”

Los artistas, artesanos y profesionales sevillanos que trabajan mayoritariamente para las cofradías tienen establecido en la ciudad un tejido empresarial muy importante. Ante una posible limitación por parte de la Iglesia de nuevas piezas artísticas o sus restauraciones tendrían problemas para su continuidad tal como están en la actualidad establecidos o podrían tener sus horas contadas de ejecutarse alguna medida restrictiva, ya que en la actualidad no pasan por su mejor momento. El imaginero José María Leal expresa sobre esta problemática su inquietud y habla de la Iglesia como una gran protectora de los artistas: “Yo espero que no se limiten los proyectos, se debe abogar  por la cantidad de personas y de familias que se sustentan gracias a la imaginería, ya sea de manera directa o indirecta. La iglesia siempre ha sido y es la gran protectora de una serie de disciplinas que están al servicio de la misma. Confío plenamente en que esto seguirá siendo así con independencia a las circunstancias económicas y socioculturales que imperen en cada época”
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El bordador Francisco Carrera Iglesias comenta en este caso “Los talleres artesanales vivimos en gran medida de los encargos de las hermandades. Al encargar un trabajo a cualquier taller, las hermandades cumplen un fin social ya  que gracias a esos encargos, somos muchas familias las que tenemos  trabajo, con  lo cual pagamos  impuestos,  y  se  crea una corriente económica  que repercute en todo el colectivo nacional. Con lo cual es un fin social a la misma vez que  mantenemos  una tradición que sólo se da con intensidad en el sur de España, que es conservar un arte que gracias a las hermandades se puede preservar. ¿Limitar los encargos?  abocaría a la desaparición de muchos puestos de trabajo”.

Pedro Manzano, que regenta el taller más importante de restauración privada de esta tipología de Andalucía, expresa que “no le debería de preocupar tanto, ya que éste de por sí, ya se encuentra bastante limitado debido a la mala situación económica que atravesamos y a los esfuerzos que vienen realizando dichas corporaciones por ayudar a paliar esta situación, destinando gran parte de sus ingresos a ayudar a las personas y familias necesitadas, en detrimento de la conservación y restauración de su patrimonio, sector al que me dedico y conozco bien, el cual ha sido relegado a un segundo plano, amén de la reducción de presupuestos para nuevos encargos que afectan principalmente a otro talleres (orfebres, tallistas, doradores, bordadores, imagineros, etc) que han pasado a un tercer plano”.  Sigue comentando Pedro Manzano sobre esta problemática “Actualmente los costes de producción se han visto reducidos para poder hacer frente a la situación, esto debería favorecer y animar la formalización de nuevos encargos, pero parece que no es así, por lo que medidas como las que se están debatiendo, de llevarse a efecto, agravaran aún más la situación de muchas familias que intentan vivir de oficios artísticos que se han venido haciendo de forma vocacional, casi “por amor al arte” pero sobre todo y más importante: sin ánimo de lucro. Esperemos que en este asunto no se cumpla el refrán: cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar…”

Las hermandades, siendo respetuosas con los tiempos que se viven en la actualidad, también ven ilógica una medida restrictiva en este sentido. José Antonio Romero, Hermano Mayor de la Hermandad de la Hiniesta, considera que sería un error “Fui Diputado de Obras Asistenciales de mi hermandad y fundador del economato del Casco Antiguo. Estoy especialmente sensibilizado con la ayuda al prójimo por lo que la caridad debe ser siempre un pilar fundamental en el seno de las hermandades, aunque en los tiempos que vivimos las propias hermandades tienen un trabajo importantísimo en la promoción de la artesanía religiosa y cofrade, porque de esta forma mantenemos muchos puestos de trabajo, que es una forma de ayudar a muchas personas. Muchas familias viven de estas labores y tenemos que mantenerlas de forma indirecta, por lo que considero que no se deben limitar en las hermandades las inversiones en dichos talleres, que cerrarían en muchos casos al no tener encargos del entorno de las cofradías”

Marcelino Manzano sobre el aspecto social de los talleres artesanos también pone énfasis en la gran labor social de los mismos y de la responsabilidad de las hermandades : “Por otra parte, el encargo de obras de artesanía religiosa también generan empleo a muchos talleres y, por tanto, fomentan el ganarse el pan con la dignidad del trabajo. Así que yo creo que las hermandades tendrán buen sentido para mantener o engrandecer su patrimonio sin disminuir un ápice su labor caritativa y social, y sin gastos excesivos que sean un escándalo para nuestros hermanos más pobres”.

La iglesia, los artesanos y artistas y las propias hermandades están en contra de incluir esta medida en la archidiócesis de Sevilla, aunque la responsabilidad debe prevalecer para que prevalezca la solidaridad ante las personas que lo necesitan y a favor de los propias familias que viven de tantas labores que se desarrollan en Sevilla para y por sus cofradías, aunque su amplio tejido empresarial hace que muchos trabajos se firman para lejos de la ciudad y provincia.




Francisco Carrera Iglesias, bordador








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