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lunes, 22 de septiembre de 2014

El Estatuario: Programa, Programa, Programa...


Esta es la serie de sustantivos que hace ya algún tiempo oíamos decir a un muy conocido político cordobés, a la sazón también maestro, y que por muy lejanos y cargados de connotaciones políticas que nos parezcan no son, ni menos ciertos ni tan esenciales hoy día.

Y es que trayendo estas palabras a nuestro terreno, cual torero que va llevando al toro hasta los medios anhela hacer una gran faena, compruebo cuan fundamentales son. Estamos acostumbrados a que muy a menudo el planteamiento y desarrollo de una cofradía (porque si lo hacemos de una hermandad eso pasa ya a ser el copia y pega de un Estatuto Marco que nunca llega más allá del papel, salvo que nos encontremos ante alguna circunstancia extraordinariamente convulsa, y ni así…), se hace digamos que sobre la marcha, conforme van surgiendo las necesidades patrimoniales para poner un cortejo en la calle, para montar unos cultos o para lo que la "cabeza pensante" de turno tenga a bien.

Es cierto que en ocasiones se trata de ir ampliando, restaurando y manteniendo un patrimonio ya existente, pero en otras es iniciarlo y ahí es cuando es imprescindible andar con pies de plomo. Ahí es cuando el programa, programa, programa, entra en juego, y  porque es en ese momento donde deben estar las bases. No se puede caer en "instaurar" una línea cada cuatro años (si es que no se repite mandato) ya que como decía el compositor Anton Brukner "Aquel que quiera construir torres altas, deberá permanecer largo tiempo en los fundamentos" 

Aquello que tanto se oía de "proyecto de hermandad", donde ha quedado?; cuan útil hubiese sido en multitud de ocasiones para no haber asistido a la consecutiva e inacabada ejecución de pasos, a labores de orfebrería de escasa calidad que de forma muy temprana hay que sustituir o reparar, a la mezcolanza de hábitos nazarenos en un mismo cortejo porque no hay criterio para seguir la línea cromática, al diseño de dudoso encaje, labores de bordado que solo brillan para deslumbrar la vista del devoto cofrade… Puesto que como decía el filósofo cordobés Séneca "No hay ninguna cosa buena que no tenga su base en la razón" creo completamente imprescindible tener ese, llamémoslo guión, pauta, principio..., estudiado y realizado por profesionales competentes y contrastados en el ámbito artístico, jurídico, eclesiástico, protocolario, litúrgico…, al que mirar y al que buscar como referencia ya que de lo contrario encontraremos palios de cajón a la par de exornos florales coloridos y exuberantes, misterios "serios" que andan alegremente, o silencios al son de Encarnación de la Calzada.

Créanme, sé muy bien de lo que estoy hablando, y no olviden que a Séneca acabaron suicidándolo.


Mercedes de Rueda











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