Me gustaría realizar una narración distinta a la de Montis o Baroja y escribir de una ciudad resurgida de las ascuas de lo que, alguna vez, llegó a ser. Paso a paso, determinados detalles van transformando el orden de las cosas, aunque el proceso es lento, muy lento. Y, el trabajo a realizar, arduo, extremadamente arduo.
Entre tanto, paseando por el recinto ferial (por llamarlo así) esta mañana de fiesta, uno se percata (de año en año intenta anestesiarlo) de la enorme decadencia que vive la Velá de la Fuensanta. Parece que los pasos encaminados a dotar a Nuestra Señora de la dignidad que merece se contradicen con lo que se observa en el sencillo caminar de la mañana de su Fiesta.
Una feria con una caseta que es una barra, con un reducido número de puestos y atracciones, con tres tenderetes en los que poder apreciar las mismas campanitas repetidas (eso sí, se erigen como la solitaria referencia a la Virgen en los dibujos de algunas), un cartel que rinde tributo al caimán, el autobús asomándose al paisaje, las testimoniales atracciones cerradas a esa hora y gente deambulando de aquí para allá.
Un paraje que no es más que el espejo reducido de lo que acontece en mayo en el Arenal, ni más ni menos. La culpa para unos del Distrito; para otros del Ayuntamiento. Y así, al igual que el espectáculo pusilánime que vemos a diario en las discusiones políticas sacadas a tender en un telediario, nos vamos echando la culpa los unos a los otros. Hoy por mí, mañana por ti y pasado por aquél. El bochorno crece y parece que apenas importase nada, si la posición de privilegio, entre tanto, sigue inamovible.
Al menos, en plena resaca procesional -mal que le pese a algunos- la Virgen fue rodeada de gente del Santuario a la Catedral y de la Catedral al Santuario que ya es mucho y un paso adelante en esta nadería de ciudad parapetada.
La Patrona, por suerte, parece tener más devoción de la que muchos sospechaban, ya solo falta que le hagan un paso acorde y mejor conjuntado que en el que la llevaron ayer.
Blas Jesús Muñoz
RecordatorioCrónica de un paso indigno