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sábado, 13 de septiembre de 2014

Los tres palios de la Virgen de la Paz


La hermandad de la Paz ha cumplido 75 años de existencia. Nació en el parque farmaceútico del Ejército, el Pabellón de Telefónica de la Exposición Iberoamericana de 1929, del parque de María Luisa.

La idea era el crear una cofradía que cruzará por el parque de María Luisa. Todo se iniciaba con la finalización de la Guerra Civil española en 1939. Llegó la paz, de donde proviene el nombre de la hermandad, viviéndose en la ciudad el año de la Victoria con dos salidas extraordinarias importantes: la de la Virgen de los Reyes y el Señor del Gran Poder por la conclusión de la guerra.


Un año más tarde a la fundación, celebraba la primera salida, apenas la hermandad contaba con enseres que poco a poco irán construyéndose hasta lo que hoy pueden ver cada Domingo de Ramos.

Palio negro

Desde el nacimiento hasta hoy, la Virgen de la Paz ha contado con tres palios. El primero de ellos era de color negro, de cajón, totalmente liso, cedido por la hermandad de los Gitanos. Un color impensable pero, ante la necesidad de no contar con uno palio, ese año de 1940, hacía la primera estación de penitencia la Paz bajo un palio negro. Contó además con un manto de la Virgen de los Dolores de las Penas. 



Palio de seda

Entre 1941 y 1942, la Paz encarga el primer palio a Padilla, de seda con bordados de oro. Lo mantiene durante poco tiempo, hasta 1947, momento en el que empieza a construirse el actual palio de malla de Leopoldo Padilla sobre dibujos de Francisco Maireles Vela.


Palio de malla

De estilo gótico, propio y personal, bodado en hilo de plata. La Virgen durante sus primeros años era ataviada al estilo de la dolorosa de Montesión, algo que permaneció poco tiempo hasta crearle un estilo personal gracias a Juan Flores, vestidor de la imagen durante tantos años. Un apellido que perdura y que ha sido el único en ser las manos que atavien a la imagen del Porvenir.

Junto a los bordados, contiene un juego de orfebrería compuesto por doce varales, candelabros de cola y respiraderos confeccionados en el taller de Juan Fernández, como la corona que es de 1949. Resalta el templete de la Virgen del Prado en el frontal, de hermanos Delgado, así como la peana realizada hace cuatro años y las jarras. 










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