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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mis Instantes Favoritos: Las Manos de Dios


Puede que sea una irreverencia, pero este instante se basa en eso, en unas manos que -de una vez y para siempre-, me regalaron un abrazo tan definitivo. El otoño abrazaba al invierno y, ni siquiera, era la primera vez que nos veíamos. Sin embargo, en aquella soledad pretendida de la media tarde casi pude sentir cómo sus manos me abrazaban, cómo a ellas encomendaba mi espíritu, cómo es el resultado de confiar en quién solo intuyes a través de la Imagen que ves.

No es una fe ciega ni tampoco una sensación estudiada o preparada. Ya lo dijo mi admirado Carlos Colón, hay imágenes en las que el devoto posa todo su ser sobre ellas y, en cambio, hay otras que te desnudan, te acucian, no te dejan hablar y, apenas respirar.

Siempre ha sido así con Él. Siempre su ser completo, tan divino y tan humano, te azota por dentro y la piel se eriza y las pupilas se diluyen en agua. No hablas, no piensas, no sabes y, sin embargo, lo comprendes todo. Por eso, este instante no es tal porque todos los instantes son favoritos en Él al que estuve esperando, sin saberlo, toda mi vida.

Blas Jesús Muñoz











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