Estela García Núñez. Hace escasos días rememorábamos el 30 aniversario del fallecimiento de Francisco Rivera Paquirri y hoy nos hacemos eco de un tesoro (otro de tantos) que dejó en vida y que ahora pasa a formar parte de su legado.
Antiguamente, las hermandades no gozaban de talleres o hermanas voluntarias que se encargasen de bordar los mantos o sayas de sus Titulares. En aquella época, lo que abundaba eran las donaciones de trajes de grandes toreros a las cofradías para trocarlos en otros fragmentos bordados que llegaran a formar parte de los enseres de Cristos y Vírgenes.
Pues bien, hace algo más de 30 años, Francisco Rivera regaló a los hermanos del Perdón de Cádiz un traje de luces que vistiera en un festejo en Nimes, Francia. Cuando ya estaban preparándose los diseños para hacerle una saya a la Virgen del Rosario, ocurrió el infortunio de aquella trágica tarde de septiembre en Pozoblanco.
Fue entonces que, por decisión de la junta de gobierno, el traje no se llegó a utilizar para el fin que tenía, sino que se quedó intacto en memoria del maestro.
Hoy en día, el traje de luces de Paquirri se conserva entre los enseres de la Hermandad gaditana, y sólo cada 24 de septiembre se expone al público.