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sábado, 11 de octubre de 2014

La Voz de la Inexperiencia: Te vengo necesitando


Necesito escribirte, como quien necesita coger aire entre beso y beso, beber agua tras un sprint, como buscan mis ojos tan perdidos a los tuyos.


Necesito escribirte de la misma manera que necesito hablarte, así como requiero pensarte, rezarte. En definitiva, dejándome de lirismos, te vengo necesitando. 

Perdóname Padre si mi ausencia ha sido notable los últimos meses. Perdóname por tantas veces que pensando en negativo me preguntaba el por qué me habías mandando este castigo. Perdóname por no agradecerte tantas personas que has puesto en mi camino. 

Perdóname por no pensar en ti cuando me ahogaba, por no acordarme de que capitaneas mis días. Perdóname por no dirigirme a ti cada noche, por no hacer de las oraciones mis manías más bonitas.

Como en toda misa, hay un orden, tras pedir perdón por los pecados que cometimos, toca dar gracias. Gracias por haber hecho de nuestra historia la casualidad más enriquecedora. Gracias, Señor, por hacer cada día que siga la alegría a mi lado, con él. 

Y a ti… Gracias por todas las veces que me observabas mientras dormía. Gracias por todas las veces en las que me hiciste sentir guapa. Gracias por saber entender mi situación. Gracias por formar parte de los momentos importantes de mi vida. Gracias por tu eterna paciencia, por tu cariño infinito y por tu sonrisa, juraría que me ha salvado de muchas lágrimas. Y, sobre todo, gracias por darme la oportunidad de ganarme un espacio, por nimio que sea, en tu corazón.

Hoy sábado tenemos una cita. Una cita en tu capilla. Pero Padre esta vez no iré sola a santiguarme a tus pies, esta vez no. 

Podré disfrutar del amor terrenal mientras te miro a los ojos, Padre celestial. Podré tener un abrazo por la espalda a la par que tiendes tu mano frente a mí. 

Disfrutaré de la compañía de quien espera verme cada viernes, de quien baja de tren y me sonríe mientras agacha la cabeza hasta llegar a mí. Además, tendré la suerte de colaborar con mi grupo de jóvenes, con la juventud hortelana que ha demostrado estar siempre en las buenas y en las malas. 

Gracias a ti por hacerme partícipe de esta Hermandad, papá.

María Giraldo Cecilia










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