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jueves, 13 de noviembre de 2014

El Suspiro del Ángel: Arañazos de piel roja


Suspira el querubín por la disputa subterránea. Las viejas rencillas ahora se saldan con mensajes encriptados por las redes sociales, como los que se cruzaban los países del eje y los aliados en la II Guerra Mundial. Menos trascendentales para el mundo y las cofradías, pero más entretenidos que ver un viernes por la noche Tele 5.

Y sabe el Ángel que en toda guerra (con minúscula, siempre con minúscula) hay bombardeos, escaramuzas, zapadores, infantería, marina, prisioneros, intercambios y caídos. Aunque en ésta, las bombas y la metralla se cambien por heridas sobre la piel de arañazos que provocan quejas, no como los que se hacen a la madera, que es testigo sordomudo de sospechas indemostrables.

Suspira de pena el Ángel, desde su montaña. Triste, pero no vencido. Porque uno de los combatientes, al menos, está muy amparado por su hermandad desde siempre y, al otro, una cofradía de penitencia lo ha acogido como si se tratara de aquellas antiguas hermandades asistenciales. Suspira el querubín porque sabe que hay que acoger al prójimo, aunque te arañe la cara como un gatito que quiere escapar por los tejados.

Joaquín de Sierra i Fabra







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