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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Enfoque: Cofradías que viajan a ninguna parte


Blas Jesús Muñoz. A mediados de la década de los noventa el partido que estaba en el poder en este país ideó un eslogan de esos que pretenden reconocer, a la par que hacer invisible, su franca decadencia. Rezaba algo parecido al "cambio sobre el cambio".

Un eufemismo como otro cualquiera para medio reconocer lo caduco de un proyecto, pero intentando aferrarse a la poltrona. Algo así debe pensar alguna cofradía cuando los observas en su modo de proceder. Dando más bandazos que flamencos en aguas cálidas.

No creo que esas corporaciones posean el nivel de ambición que González y Guerra (queriendo hacer del PSOE el PRI que reinó en México durante décadas). Ni, sinceramente, creo ni espero que se estén enterando de algo, si es que leen esto.

Lo que si creo es que hay hermandades que parecen no haberse enterado aun de que lo son.  Algunas cambian de paso como de camisa -eso sí- sin hallarse ni siquiera a medio terminar. Otras de palio, o de bandas, o de capataces, o de estilo musical por arte de inspiración infusa. Y así cada vez van quedando menos cofradías reconocibles, aunque algunas, visto su valor artístico, mejor no haberlas reconocido nunca.

En este viaje a ninguna parte se avecinan naufragios. Y, aunque salgan las plañideras a sueldo de turno a llorarlos, más de uno en su fuero interno tendrá alivio. No lo dirá, pero viendo el panorama, quizá ha llegado la hora de dejar caer a alguno cual Lehman Brothers a ver si los demás espabilan.









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