Blas Jesús Muñoz. Antes de ayer todos sabían que existía, pero nadie hablaba. Tal vez por líneas de consanguinidad, cobardía o, tal vez porque esta ciudad es demasiado pequeña y cualquier desplante o voz mal dada te la cobran con intereses de usura.
El problema es que en algunas cofradías hay mafiosos baratos o aspirantes a matón. O ni lo uno ni lo otro, pues dan más pena que otra cosa. Son afortunadamente una minoría, pero nada insignificante a tenor del daño que causan.
Este enfoque no dará un nombre como es costumbre. Lo dejo a la libre interpretación del lector inteligente, el indignado, si me está leyendo claro está.
Hay actitudes y aptitudes que demuestran que, más de un cofrade, ha visto El Padrino. Pero, como en cierto grupo de cofrade es costumbre, no se ha enterado de la misa la media. Les gusta la escena del caballo (es mejor la de la segunda parte cuando Michael le da el beso a Freddo en La Habana y le dice que sabe que fue él quien lo traicionó y que le partió el corazón).
"Se que fuiste tú..." Esa escena es brutal. Amenizada con el día de la revolución castrista, quien por cierto entró alzando un crucifijo en La Habana. Sin embargo, este tipo de cofrade (conste que así los llamo porque así se definen) es más chusco. No te dicen que te va a matar de una forma tan prosaica, que se preferiría. Como obra, en cambio, es con llamadas o mensajes privados y te puedes encontrar con mil amenazas o insultos y, vaya pena, ninguno muy original.
Eso es lo que pasa por escribir de aquello que está sucediendo y si tienes el atrevimiento de opinar (en contra de sus intereses, claro, sino les importa poco) ya eres de la peor especie. Esa es la clase de libertad que gusta en ciertos sectores esta tierra, decir que esto es el jardín del Edén y obviar la parte de verdad innecesaria para el gran público.
Esa es la auténtica condena de este enfoque. Saber que, gran parte de estos males endémicos de nuestra microsociedad endogámica, jamás tendrán solución.
Recordatorio Enfoque: Cañas y tapas