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lunes, 10 de noviembre de 2014

La Saeta sube al Cielo: La historia de la Virgen de la Almudena


El 9 de Noviembre, es el día de Nuestra Señora de la Almudena, y como madrileña que soy me siento en el deber de dedicarle estas líneas a la patrona de mi ciudad natal. Por desgracia es un día que no pude vivir allí, como los años anteriores, ya que me encuentro viviendo en otra ciudad.

Cuando la ciudad de Madrid todavía era una villa, en la época de Al-Ándalus, la historia nos deja datos, o más bien una leyenda de cómo un herrero escondió la efigie escultórica de la Virgen María, la cual vino en manos del Apóstol Santiago, para evitar que los invasores de aquellos años de reconquista pudieran hacerse con ella. Transcurrieron aproximadamente tres siglos, en los cuales los madrileños sabían de la existencia de la talla de la Virgen pero no el lugar donde se hallaba, cuando el Rey Alfonso VI reconquistó Madrid. Fue entonces cuando un 9 de Noviembre salió una procesión con los fieles devotos de la Virgen recorriendo los lugares donde se creía que se podía encontrar la imagen. Cuando la comitiva se encontraba en la conocida Cuesta de la Vega, pasando por delante de los restos de la muralla árabe, ésta se vino abajo, vislumbrando lo que ciertamente era una pequeña talla de madera de una Virgen. Los madrileños asombrados por la situación, se la llevaron a la parroquia de Santa María para rendirle culto, recibiendo así el nombre de Virgen de la Almudena, ya que estuvo escondida en un “almudín”.

Hoy en día, en los muros de la Catedral (la cual se construyó sobre las ruinas de la muralla árabe) se puede encontrar una imagen de piedra de la Virgen que se acordó dejar en el mismo sitio donde fue encontrada la auténtica de madera.

Pero la historia va más allá, y para los amantes de las leyendas, existe una que nos cuenta como Don Rodrigo Díaz de Vivar, “el Cid”, salió de Toledo para llegar a Madrid y en el camino se encontró a un mendigo que milagrosamente se convirtió en la Virgen de la Almudena. Fue Ella quien le dio las directrices para adentrarse en la Villa de Madrid, y le predijo que incluso sería capaz de ganar batallas después de muerto.

Me siento muy orgullosa de poder contarles estas pequeñas historias que han ido de boca en boca a lo largo de las generaciones de todos los madrileños, y que gracias a mi familia, hoy puedo darlas a conocer (para el que no las conociera) en este espacio semanal que se me ofrece.

De este modo, cuando visiten la ciudad de Madrid, no se pierdan la oportunidad de ir a visitar la Catedral de la Almudena y poder revivir la fantástica historia que envuelve a mi Patrona.

Estela García Núñez













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