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lunes, 29 de diciembre de 2014

El cáliz de Claudio: El año en Gente de Paz


No crean que éste será un balance al uso, pues no es mi intención repasar noticias o artículos. No. Ha sido un año tan intenso que, a veces, hay que parar un minuto y centrarse en los hechos, más que en lo que se ha contado u opinado. Porque las reacciones dan la medida de lo que se hace.

Desde primeros de septiembre, llevo dándole vueltas a hacerles partícipes de uno de los acontecimientos que han marcado mi año (no es Marcos, que él ha marcado mi vida). Se trata de un artículo que un servidor firmó sobre el paso de la Virgen de la Fuensanta y su daño estético. A alguien de la jerarquía eclesiástica no debió gustarle, pues anduvo (no sé si sigue) indagando sobre mi situación personal, así como si pertenecía a la junta de gobierno de mi cofradía. De antemano, les digo que esto me traerá más problemas en ese sentido, pero quiero que sean conscientes hoy de la amenaza a la libertad de expresión que existe en cofradías. Amenaza o inexistencia porque, a cada artículo, se le da una respuesta y, normalmente, nunca es pública, sino que persigue en la privacidad amedrentar, asustar, que pares de una puta vez.

Hasta a una reunión en una casa de hermandad se citó a un colaborador de este medio. Llamadas que amenazaban con denuncias por parte de algún hermano mayor. Mensajes con un "ya meteréis la pata y vendrán las denuncias" (sin saber que esa frase ya es susceptible de llevarla al juzgado). Hasta poner que concluye el plazo de presentación de candidaturas de una hermandad me costó mensajes. Como si esa noticia fuera que Messi ficha por el Real (tiene narices). O mensajes de algún periodista enviándome, a través de un amigo común, recuerdos de sus partes nobles; o de algún músico comparando a mi familia con ciertos animalitos, etc., etc., etc.

Córdoba en estado puro y la libertad de expresión, primera de las libertades en democracia, vendida de saldo al primer postor, al más puro estilo Rajoy. No se preocupen que mientras se pueda escribir lo seguiré haciendo, aquí, allí o desde Venezuela que hay menos libertad de expresión que aquí. Si bien, visto lo visto, quizá tengamos la misma porque, aun sin cárcel, te la intentan jugar de otro modo muy cristiano como ven.

Cuanto demuestra todo esto es que el camino iniciado es el correcto. No vinimos aquí a hacer amigos, sino a contar lo que pasa. El próximo año, el próximo cáliz, aún mejor.


Blas Jesús Muñoz








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