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jueves, 11 de diciembre de 2014

El Suspiro del Ángel: Cuentas inacabadas y capataces divorciados


Suspira el querubín por juntas, cabidos y asambleas donde hermanos y cofrades deciden poco y dan muchas vueltas a lo mismo. En una asamblea se dirime si quien antes estuvo al frente, lo hizo mal o lo hizo peor y, al contrario que el Ángel, no quieren llevarlo al cielo, sino a los infiernos de una reprobación pública y juzgadas más allá de la autoridad que porta la sotana o, a lo mejor, la sotana es quien la porta.

Bate sus alas risueño porque sabe que quien más públicamente reclama decisión de la asamblea, deja a las espaldas un cabildo donde recibió la negativa de sus hermanos a la aprobación de las cuentas propias. Y se pregunta el querubín si la petición tendrá un objetivo didáctico.

El suspiro del Ángel se convertirá en rugido cuando se acerque la Cuaresma, si el divorcio simbólico -prohibido por la Iglesia- se produce entre equipos de capataces que antaño fueron familias felices y, ahora, sacan por separado la ropa a tender.

Joaquín de Sierra i Fabra





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