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lunes, 8 de diciembre de 2014

Enfoque: Fe e ideología


Blas Jesús Muñoz. Hay quien tiende a pensar que fe e ideología política van de la mano. Una determinada conciencia -visión- social va de la mano de la creencia o increencia, irremisiblemente. Que la fe personal, o la ausencia de la misma, nos configuran definitivamente en nuestra forma de plantarnos ante el mundo y cuestionarlo desde esa perspectiva programada de antemano.

Sostener la fe católica, por ejemplo, implica la aceptación de la dogmática sin remisión. Y, en ese punto, hay que estar de acuerdo pues los dogmas suponen la parte sustantiva de nuestro credo, al igual que el contenido de las Escrituras que no es otra cosa que Verdad Revelada. Desde ese punto de partida, una parte de quienes profesan nuestra confesión y demasiados cofrades acotan el arco hasta delimitarlo a unos parámetros en que la diversidad brilla por su ausencia. Sin embargo, ello no obsta al hecho de que, partiendo de la base el camino que se tome pueda ser distinto, aunque confluya en el mismo destino.

No hay que ser un patriota que sospeche de los independentismos y/o socialismos para reconocer a la Inmaculada como Patrona de las Españas, así como saber que la bandera de Argentina lleva sus colores en torno a su fundación por la Orden de Carlos III. Y ello no supone que el cofrade y patriota tipo confunda esa veneración con la Virgen del Pilar o al que, no se siente tan patriota, lo reconozca y lo exprese con naruralidad. 

Tampoco la antítesis llega al punto de que alguien, mientras contempla una imagen de Nuestro Señor pueda ver en Él a esre mismo hombre que aun lleva sobre sí las briznas de la carpintería de José, el dolor antiguo de los proletarios. Sin que ello no suponga, sino ver en Él la Salvación que nos fue prometida. 

Hoy, día en que se conmemora la proclamación de su Dogma puede quien mire a María como un consuelo, como la mediadora de una salvación tanto tiempo esperada, como la luz que brilla sobre los días que hacen esconderse al sol, como la esperanza última de los olvidados. Como María sin pecado concebida.







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