Blas Jesús Muñoz. Nunca creo que lo llegase a reconocer, pero durante las últimas horas no he podido dejar a un lado esa reflexión. Todos recordamos la agria polémica a cuentas de su boda con la actual Junta de Gobierno de la corporación trianera y, unos pocos meses después, la noticia salta y se expande como un reguero de pólvora.
No descarto y no tengo por qué desconfiar de las motivaciones que se suelen proponer en estos casos (trianero de pro, la tradición familiar en la figura de Antonio Ordóñez, devoción, reto personal, vocación de servicio...). Para decidir sobre la credibilidad o no de los argunentos que ofrezca el diestro están los hermanos.
Lo que no es menos cierto es que la polémica estuvo en los medios hace muy poco y él en el epicentro. Además, tampoco parece baladí obviar la repercusión mediática del candidato, aunque el pro y el contra los lleva implícitos el término. A Triana no le hace falta repercusión, pues la posee con creces.
Sea como fuere, la vinculación entre toreros y hermandades sevillanas se mantiene. Aunque, permítanme que les diga que me gustaba más su padre y que su abuelo ha sido probablemente el torero más completo de la historia. Así que el listón lo tiene muy alto.
