Blas Jesús Muñoz. Podríamos recurrir al tópico, la fecha incita a ello, y en treinta o cuarenta líneas describir lo bonito que es ser cofrade. Sin embargo, parece más oportuno dar cuenta en una jornada tan especial de la verdadera situación de no pocas hermandades que, a nivel de patrimonio humano, están en cuadro.
Ahora que están tan de moda las auditorías se podría aprovechar para encargar alguna que nos diera el censo real de las cofradías. De seguro habría alguna sorpresa no muy agradable. Lo malo de la auditoría es que cuesta dinero y, si las corporaciones están como realmente creemos de personal, a ver quién la paga.
Pero la situación cierta es que la nómina de nazarenos de más de cinco cofradías baja cada año, lo que puede suponer un síntoma inequívoco del total de hermanos inscritos (a no ser que, claro, con motivo de unas elecciones a alguien se le ocurra dar de alta a gente como si no costara. Aunque eso no ha pasado nunca, ¿verdad?).
Así que aprovechando la conmemoración del Verbo Encarnado, que como cristianos es lo más grande que tenemos, pidamos un deseo y que vuelva el boom de los '80 y no solo haya músicos y costaleros, sino más nazarenos y gente en los cultos. Y el año que viene tengamos una más y mejor Feliz Navidad.
Recordatorio Enfoque: Dios para los proletarios