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domingo, 7 de diciembre de 2014

Enfoque: Un palio liso, un capataz y el servicio de Aucorsa


Blas Jesús MuñozLas cofradías cordobesas, sumadas a las autoridades de la ciudad y a las suyas propias, al carácter tan especial de los oriundos de la zona... dan para una película de Woody Allen por la parte más corta. Sumen ahora las diferentes partes del titular: palio liso+capataz+Aucorsa. No lo entienden, ¿verdad?

La relación es más sencilla de lo que parece a primera vista. Cualquiera, en un ejercicio de abstracción puede llegar a establecer líneas relacionales entre un palio sin bordar con un capataz, pero, ¿y Aucorsa qué papel juega?

El palio liso es la seña de identidad de la ciudad rancia y pobretona que asume su condición y se compadece de sí para, poco más tarde, crecerse y apreciar la belleza minimalista de la hondura de matices que guarda el terciopelo sin oropeles. Tal es la hondura que, llegado el momento no se borda y se cambia por otro igualmente limpio de bordados. Qué ordinariez de hilo de oro. Aunque hay algunos que mueren por él y, ahí es cuando entra el capataz. Porque hay capataces (casi blasfemos) que sacan cofradías porque si quieren tocar pelo -o martillo, que viene a ser lo mismo-, no les queda otra que hacerlo en cofradías de las, digámosle, "minimalistas".

Sin embargo, de repente un día (la naturaleza es sabia a la par que caprichosa), un hermano mayor llama al capataz y le ofrece la oportunidad de su vida. El capataz no viene a pensar en la historia de la cofradía (si la tiene) o en el valor de sus imágenes, sino en que ha triunfado como los Chichos en Melilla, pues va a sacar ¡dos pasos! Y, para mayor emoción, el nuevo lleva el frontal, los laterales y la trasera de las bambalinas bordados, aunque sea de recorte qué importa. Es un triunfo. Un hito. Una superación darwiniana de la especie. La imagen no es lo más importante y, en ese primer momento, hasta se le olvida el traje negro y que será el centro de atención en su casa a la hora de comer.

Queda Aucorsa, lo sé. Con la empresa de transporte público retomamos el primer concepto. Los buses de Córdoba son como palios lisos. Van con lo justo para pasar la ITV y arder cuando no hay nadie montado. Se calan en mitad de una avenida (como la cuadrilla del capataz de antes de regreso al templo). La aplicación informática y su gps extraño funciona a ratos (como la información de muchas cofradías).

No tendrá mucho que ver o lo tendrá todo, pero a qué se han reído.











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