Antonio Rendón. Una vez finalizado el culto litúrgico de la Función Principal de Instituto en el Sagrario Catedralicio Hispalense, a la Inmaculada de la Pura y Limpia del Postigo y por motivo de celebrarse una ceremonia matrimonial en la capilla Real que impedía la salida de la Virgen, el cortejo partió por la puerta del Sagrario que da al Patio de los naranjos.
La procesión marchó con la cruz alzada junto con dos faroles, además de los propios enseres y hermanos de esta corporación gloriosa con cirios, se incluyeron representaciones de Hermandades de la feligresía. Por parte del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla acudió Andrés Martin Angulo.
Después de pasar por entre naranjos la imagen de la Inmaculada pasó por debajo de los regalos que le hizo el Sultán de Egipto en el año 1260 al Rey Alfonso X el Sabio para que le concediera la mano de su hija Berenguela, petición que fue rechazada por el rey castellano. Estos regalos que cuelgan en el pórtico anexo al Patio de los naranjos son un hermoso colmillo de elefante, un cocodrilo del Nilo, un bocado de caballo y una vara de mando. Pasando el tiempo y muerto el cocodrilo, se diseco y su piel se relleno de paja. Cuando el reptil se pudrió y para no olvidarlo se hizo otro de madera pintado en verde. El cocodrilo actual o lagarto, esta tallado en madera, por un autor desconocido en el siglo XVI. Como no podía ser de otro modo, la religiosidad aporta su granito de arena a la historia o a la leyenda y afirma que estos cuatros objetos simbolizan la prudencia, la justicia, la fortaleza y templanza.
Con cierto retraso por la boda y la procesión del Patio de los naranjos, la Imagen partió por la Puerta de los Palos, salida que estuvo abarrotada de público al igual que toda la procesión camino hacia su capilla del barrio del Arenal. Al mando del martillo estuvo Javier Díaz Espinoza con sus capataces auxiliares, que llevaron a la Inmaculada al son de la Banda de Música de las Cigarreras, como todos los años.
Fotos Antonio Rendón Domínguez
