Fernando Blancas Muñoz. Don Luis Miguel Carrión Huertas, más conocido en Córdoba como "Curro", ha sido designado como cofrade ejemplar 2015.
Luis Miguel, que ha trabajado duro, muy duro por la Semana Santa, cosa que nadie nunca le podrá agradecer totalmente, será siempre recordado por ser el guía terrenal de la luz de Candelaria, de pasear al Señor Amarrado a la columna, por el elegante andar de Gracia y Amparo, Rocío y Lágrimas, por conducir con solemnidad al Señor del Perdón, por su amor al Cristo de Gracia, capataz también en la Vírgen del Amor, y por haberle dado ese algo, que nadie sabe qué es, porque nadie consiguió, pero todos conocen, cuando ven pasear a Cristo en su Santo Sepulcro y a su Madre en el Desconsuelo.
Aquel, al que muchos siempre han asociado a la familia Santiago en su andar, deben ahora solo de asociar no al capataz, si no a la persona, a la Semana Santa de una ciudad, que pocas veces ha reconocido mérito a una persona tan joven, pues espero, que le queden muchos años para enseñarnos aún, antes de dejar el mundo cofrade, hay personas que no quieren recibir nada, y son precisamente ellas las que deben ser reconocidas.
Mi enhorabuena al Capataz, pero más aún al cofrade, a la persona, a su señora Maria de los Ángeles, y sus dos soles de hijas.
Ahora si merece la pena ir a la cena tras el Pregón de Semana Santa, porque aunque algunos creíamos que nos engañaban, y no, si tendremos un torero, cofrade, reconocido por todos, uno, que ha remado contra viento y marea en las dificultades, y ha toreado tanto en días buenos, como malos, y oiga, toreo de salón.
Luis Miguel, que ha trabajado duro, muy duro por la Semana Santa, cosa que nadie nunca le podrá agradecer totalmente, será siempre recordado por ser el guía terrenal de la luz de Candelaria, de pasear al Señor Amarrado a la columna, por el elegante andar de Gracia y Amparo, Rocío y Lágrimas, por conducir con solemnidad al Señor del Perdón, por su amor al Cristo de Gracia, capataz también en la Vírgen del Amor, y por haberle dado ese algo, que nadie sabe qué es, porque nadie consiguió, pero todos conocen, cuando ven pasear a Cristo en su Santo Sepulcro y a su Madre en el Desconsuelo.
Aquel, al que muchos siempre han asociado a la familia Santiago en su andar, deben ahora solo de asociar no al capataz, si no a la persona, a la Semana Santa de una ciudad, que pocas veces ha reconocido mérito a una persona tan joven, pues espero, que le queden muchos años para enseñarnos aún, antes de dejar el mundo cofrade, hay personas que no quieren recibir nada, y son precisamente ellas las que deben ser reconocidas.
Mi enhorabuena al Capataz, pero más aún al cofrade, a la persona, a su señora Maria de los Ángeles, y sus dos soles de hijas.
Ahora si merece la pena ir a la cena tras el Pregón de Semana Santa, porque aunque algunos creíamos que nos engañaban, y no, si tendremos un torero, cofrade, reconocido por todos, uno, que ha remado contra viento y marea en las dificultades, y ha toreado tanto en días buenos, como malos, y oiga, toreo de salón.