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lunes, 12 de enero de 2015

El cáliz de Claudio: Fanáticos


Bien podría ser el título de una novela, de suspense o más bien de terror. Pero no una de King, pues aquí el psicópata se cubre el cuerpo de negro y utiliza la religión como arma contra el pueblo cuando, por definición, la religión se inventó o surgió por necesidad redentora. Salvación y promesa, fe y esperanza, caridad y compromiso. Ante determinados actos cuán lejos quedan esos términos y cuán cerca estamos de corrientes filosóficas que -en su estrato de cientificismo político- ya aventuraban que el hombre es su peor enemigo.

Durante la mayor parte del tiempo, de nuestro microuniverso cofrade, tengo la sensación de que perdemos el tiempo en tonterías, por más que estas tonterías nos gusten. Observamos en él ciertas actitudes que, salvando las distancias tétricas, nos llevan a pequeños atentados contra nuestro peculiar sistema. 

Las imágenes de la barbarie yihadista no puede reducirse a tres zumbados con subfusil de asalto ni tampoco engrandecer el concepto hasta transformarlo en un grano de arena más para su revolución. Estoy convencido (aunque alguno no lo crea) de que la religión que profesa Jesús en el Evangelio es un mensaje brutal, incomparable. Una Nueva Alianza que rompe con los viejos males del hombre y guarda la promesa de un mensaje liberador que va más allá y supera cualquier ideología. Como repite tantas veces un amigo, si sus herederos cumplierais con el mensaje triunfaríais más que la fórmula de la Coca Cola.

Lo que está claro es que ha llegado la hora de desatar las cadenas y de compararnos con quienes cometen la barbarie en París, Damasco o Tikrit y mostrar sin miedo todo cuanto nos diferencia de quienes galopan por un universo de sombras. Reconocer lo ominoso de nuestro pasado y demostrar que nuestro camino persigue las metas más elevadas. Saber discernir aquello a lo que pertenece una minoría creciente, eso sí, y lo que realmente queremos ser.

Sé que la audiencia de este artículo no será la misma que si respondiera a ataques tan sociales como la red desde los que se emiten; o si hablara de tuits machistas; o si saliera un capataz o una banda en el titular. Pero esas son nuestras miserias y a lo que hoy les invito es a observar cómo el mundo está cambiando (o cambió), mientras nos enfrascamos en nimiedades que, en palabras del amigo Sartre, solo nos guían hacia la Náusea o el Absurdo.











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