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martes, 20 de enero de 2015

La Chicotá de Nandel: ¿Me alegro? ¿No me alegro?


Hay costumbres, que no son modas, que no son pasajeras, aunque bien pudieran serlo o mejor aún, no haber llegado a ser nunca costumbres.

También hay cosas que muchos dicen “eso es muy nuestro”, cuando quieren defender una cosa que a ellos les gusta mucho, aunque ni sea nuestro, ni haga ningún bien, en nuestra ciudad y a nuestra ciudad, ya que luego cuando se exportan imágenes o hechos, pues podemos quedar como a veces quedamos, a la altura del betún.

Resulta que la legión no acompañará a la Hermandad de la Caridad en esta Semana Santa 2015. Si acompañarán al Cristo en su Vía Crucis de la mañana del Viernes Santo. Y ahora, ¿qué les digo yo? ¿Me alegro? ¿No me alegro?

Siempre ha habido debate desde que tengo uso de razón. Muchos hemos visto, vemos, veían, comentaban, que ese Cristo con una Banda de Cornetas y Tambores (o Agrupaciones musicales con estilo de Banda de Cornetas y Tambores, como son ahora en su mayoría), pues iría muchísimo más acorde que con la Legión, pero bueno, la Hermandad siempre ha defendido que no se podía romper esa simbiosis, para algunos, Devoción-Espectáculo.

Yo no me alegro, la verdad, pues si la Hermandad quiere que vaya acompañando al Cristo la Legión, por algo será. Ellos son los que tienen que llevar el rumbo, los hermanos son los que deben decidir, para eso es su Hermandad, y hasta ahora, lo han tenido bastante claro. Pero también me alegro, como cordobés, desde luego que me alegro. He podido ver al Cristo en la calle, y quizás, si la calle era pequeña, fuera el único que lo viera. Era denigrante el ver a la gente dando la nota, viendo a los Legionarios… dando la nota. Ni se miraba al Cristo ni nada, solo al cetme que subía, cetme que bajaba, y el Cristo pasando justo en las narices de algunos, que hasta parecía le molestaba y le tapaba la visión de lo importante, que era lo que venía detrás. Como si el paso fuera un autobús de Aucorsa.

Lo más llamativo de la semana pasada, y ya cuando agonizaba casi, fue la noticia de la que les he hablado, pero, no me dirán que la otra noticia no ha sido también de traca.

Mucho se está cociendo en los mentideros cofrades, pero no pienso poner lo que dicen unos ni lo que dicen otros. Me ciño al respeto que le tengo a la persona que ostenta el cargo de Hermano Mayor de mi Hermandad, y el respeto que le debo al que durante muchísimos años ha sido el Capataz de mi Cristo de las Penas.

Se va Javier Romero. Dimite. La otra mañana leía en Facebook unas palabras suyas que decían <No iba a consentir el matonismo costaleril. Allí hay una especie de ""Podemos"" que no respetan las decisiones que no les guste a ellos. Y conmigo, no.>

¿Me alegro? ¿No me alegro? Pues por un lado me alegro, claro está. Si las razones que han llevado a dimitir al que para muchos (yo entre ellos), será siempre el mejor capataz que se ha puesto delante de ese paso, son las de no dejarse vapulear por nada ni nadie, demuestra así que los que lo considerábamos una persona íntegra, más allá de ser capataz o no, no estábamos equivocados.

Pero claro, por todo eso mismo, pues no puedo alegrar. Javier Romero, Don Javier Romero, deja huérfano de prestigio un lugar que muchos han ocupado, con menor o mayor valía, pero nunca, nunca, con el estilo, con la categoría que este maestro dirigía, mandaba ese paso.

Si se acepta su dimisión, y viendo cómo está el patio en otras cuadrillas, por la inoperancia de sus capataces, y claramente su no valía, Córdoba perderá otro gran capataz. La Hermandad perderá al mejor capataz que ha tenido frente al Cristo. Otros, solo perderemos eso que para muchos hermanos de la Hermandad “era muy nuestro”, y casi debería ser costumbre en Córdoba, que capataces como Don Javier Romero sean los que se pongan delante de nuestros pasos.

Ustedes son libres de alegrarse o no alegrarse de las noticias que nos acontecen, pero lo único que veo, la mayoría de las cosas que leo, son peores que mejores para eso que para mí es la Semana Santa, claro que como yo la veo, como yo la siento, como yo la quiero, y como me gustaría que fuera.

Me despido hasta la semana que viene, recordando que el Domingo pasado fue un gran día para algunos, puesto que la lluvia echó por tierra ensayos de costaleros en Hermandades varias. Fue gran día, porque quizá la lluvia echó por tierra algo, que se hubiera quedado en nada por falta costaleros. Lástima que no llueva siempre, pensaron a buen seguro algunos. Cuando salga el sol, y las verdades a la luz, veremos a ver qué dicen si se tienen que suspender ensayos por falta de asistencia.


Fernando Blancas Muñoz













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