Puede que alguna haya tenido una beca del programa ADO y ya se sienta preparada para afrontar el reto olímpico. Un reto siempre complejo y cuyo objeto final no puede ser otro que alcanzar el oro, ser el primero, el mejor. Sin embargo, en cada modalidad el mejor solo puede ser uno y, en cofradías, la modalidad en la que se entrega la medalla de oro de la ciudad es la misma para todas, si bien parece que el oro puede ser compartido y devaluar el patrón base del sistema monetario que defendía la escuela austriaca de economía.
Con cuatro hermandades con sus miras puestas (alguna ya con la medalla impuesta) en el oro cívico de la cadena parece que, como sucede con casi todo, el exceso empieza a provocar una devaluación del patrón oro que espantaría a Menger, Kirzner o Hayek de haber vivido en Córdoba en la actualidad. No obstante, no se preocupen que las grandes personalidades de la ciudad no nacen desde hace mucho.
Entre tanto, una especie de competición ya se ha iniciado y algunas cofradías ya se han lanzado en pos del ansiado metal que las distinga de las demás, aunque las iguale entre sí. Porque en estos tiempos que nos tocaron en suerte, el refrendo popular, el de verdad, el que te da o te quita la gente no parece suficiente o no es nada si no te dan un diploma o un premio que lo acredite (si no fíjense en el Cordobeses del Año que le dieron a la Agrupación y que en cierta fan page aparece, casi, en la foto de perfil como premio unipersonal).
Si a esto le sumamos el cóctel electoral no duden que se van a repartir medallas como los cromos de la liga en la puerta de un colegio en el mes de septiembre. Porque da igual que no luzca, porque no hay nada que lucir, el trabajo de cuatro años en favor de las cofradías desde Capitulares. Lucen medallitas que, tal vez, pretendan deslumbrar la monotonía de un gobierno que en poco se ha distinguido de los anteriores. Sin embargo, su brillo es igual al de 1994 cuando la medalla fue concedida a la Agrupación (¿Quién gobernaba?) y no por ello cambió la percepción de nadie en dos décadas.
El pebetero está encendido y la antorcha viaja desde Padres de Gracia a San Andrés, pasando por Capitulares para llegar a la meta de san Jacinto. Pero el acto de entrega, coronas de laurel incluidas, será en Capitulares (se podría trasladar la carrera oficial allí y cambiar las túnicas por traje, corbata y rostros sonrientes). Los JJ.OO. Córdoba 2015 han comenzado, apresúrense que se lo pierden.
Recordatorio El cáliz de Claudio: El burdel de las cofradías