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martes, 3 de febrero de 2015

Quinario en honor al Santísimo Cristo de la Exaltación


Guillermo Rodríguez. La Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental, Purísima Concepción, Ánimas Benditas del Purgatorio, San Sebastián Mártir y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora de las Lágrimas celebra entre los días 3 y 7 de febrero Solemne Quinario en honor al Santísimo Cristo de la Exaltación, comenzando a partir de las 20:30 horas. El panegírico estará a cargo del Reverendo Padre D. Marcelino Manzano Vilches, Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Sevilla y Cura Párroco de San Vicente Mártir. El sábado, al término de la eucaristía, se realizará procesión claustral y reserva bajo palio por el interior de las naves del templo.

El domingo 8 de Febrero, se celebrará la Solemne Función a partir de las 11 horas. La homilía será predicada por el Reverendo Padre D. Manuel Cotrino Bautista, párroco de San Román y Santa Catalina. Al ofertorio de la misma, la Hermandad hará pública y solemne protestación de Santa Fe Católica y renovará el juramento de defender los misterios de la Realeza de la Santísima Virgen María y su Mediación Universal en las dispensaciones de todas las gracias. Durante la Función se entregarán las medallas de los 25 y los 50 años a los hermanos que cumplan dichos años como miembros de la cofradía.

El Santísimo Cristo de la Exaltación es una escultura cuya autoría se atribuye a Pedro Roldán, quien la realizaría en el año 1687. Dicha atribución se basa en el encargo que realizara la Hermandad en 1678 al escultor Luis Antonio de los Arcos y al entallador Cristóbal de Guadix, por el que éstos se comprometían a realizar un paso completo para el Misterio de la Exaltación de Cristo, incluyendo los relieves de la canastilla y las figuras integrantes del Misterio.

La marcha de Luis Antonio de los Arcos a Cádiz, en el año 1687, junto con su esposa Luisa Roldán "La Roldana", dejó el conjunto inacabado, aún habiendo intervenido en su ayuda la propia Luisa Roldán, que talló las figuras de los dos ladrones y los cuatro ángeles de las esquinas. Por ello el propio Pedro Roldán, suegro de Luis Antonio y padre de Luisa se puso al frente de la obra para rematar el encargo, y de ahí que se le atribuya la ejecución del Cristo. No obstante, y a pesar del correcto trazado de la anatomía y las formas, se aprecia cierta blandura en ellas, que hace pensar también en la intervención de otros integrantes del taller.

Se trata de una escultura realizada en madera policromada, de 1,77 metros de altura, que representa el momento en el que Cristo, clavado ya en la cruz, es levantado para su fijación vertical en el suelo.

El Cristo se fija a la cruz con tres clavos y el paño de pureza, sujeto por una cuerda, se abre por el lado derecho dejando ver su total desnudez por ese lateral. Con el rostro girado hacia la izquierda, los labios entreabiertos y la mirada perdida al cielo, la imagen estilísticamente responde a la estética del barroco sevillano del último cuarto de siglo XVII.











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