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sábado, 14 de marzo de 2015

En mi Huerto de los olivos: Hoy es el día


Hoy, 14 de Marzo, festividad de Santa Matilde, es el día que escogieron para que este humilde elegido pregonara que se siente como costalero, tras 22 años, bajo las trabajaderas y habiendo sido un honor y un orgullo el poder hacerlo. También tienen culpa de ello, todos aquellos que me dieron la oportunidad de poder llevar en los distintos pasos que estuve, Al Más Grande de la Historia Cristiana, Católica y Cofrade.

Y es así, el de hoy no será un pregón con grandes versos, sino con grandes experiencias. Momentos de toda índole, con compañeros que siempre llevaré en el corazón porque casi siempre me aportaron y enseñaron ellos más a mí, que yo a ellos. Seguro que entre esos compañeros de trabajo hubo muchos a los cuales nunca les caí bien, puede ser, soy como soy, y no a todos les puede gustar como era de costalero por mis formas de expresarme o mi elección como pregonero del costalero.

Lo que si tengo claro, que gracias a todas estas vicisitudes esta noche intentaré hacerlo lo mejor posible. Soy cofrade desde los cinco años y ahora que tengo casi una cuarentena más de años qué les puedo decir. Que todo lo que escuchen esta noche a aquellos que quieran compartir este momento conmigo, será desde el corazón. Pude buscar quizás con más ahínco ser algo más dentro de una cuadrilla de costaleros. La edad juega malas pasadas por ser impulsivo, joven, entusiasta, enamorado de este mundo. Que les puedo decir que sí, eso paso hace años, y que los galones debajo de una cuadrilla se ganan con los años y siendo buena gente, eso lo tengo claro, y cuando los tuve supongo que fue porque era mi momento y me tocaba.

Aprender de gente como los hermanos Juárez, los Bernal, los Guillaume, los Puya, de compañeros de trabajadera como Rafa Domínguez, José Carlos Rubio, estos de mi quinta, de la misma trabajadera pero algo más noveles como Horacio, el “Quete”, de otros palos como Salvador Giménez, como Ambrosio, como Bascón, como el “Papi”, el “Sony”, de Diego Blanco, de escuchar pregonar a Antonio Guillaume en las trabajaderas del paso del Señor del Huerto. Los hermanos Peña en aquel paso viejo de Humildad y Paciencia, Antonio mi mayordomo del Cristo de la Caridad, macero y amigos del costal. Con la ilusión de aquella cuadrilla de la Redención de aquellos dos primeros años con mi compañero de trabajadera D. Paco Márquez, que sigue disfrutando desde el cielo de sus instantáneas favoritas, sus dos luceros. O mi amigo Antonio Rodríguez, jugábamos al baloncesto y en los entrenamientos hablábamos de hermandades y cofradías. De locos. De aquellos ratos en los distintos pasos que en los que fui costalero, como me gustaría poder acordarme de cada uno de los costaleros con los que compartí trabajos. Las quejas de mi amigo Antonio Serrano “Primo”, que más que quejas eran verdades. Tengo muchos más recuerdos que estaría hablando de ellos horas y horas, pero no vamos a extendernos en demasía en el artículo de hoy.

Los buenos ratos debajo de pasos como la Sangre o el Perdón, reconozco que soy costalero de misterios, aunque he sacado dos nazarenos, me hubiese gustado poder llevar un Crucificado, pero no fui capaz o no vi la oportunidad de hacerlo, al igual que por mi altura de algún palio, que en composición creo que sus medidas y formas son casi perfectos.

Las discusiones con algún costalero de la vieja escuela cuando los más jóvenes no compartíamos sus maneras. Como me enseñó un costalero de las Tres Caídas de San Isidoro a hacerme el costal y a colocármelo con ese mimo, Paco Toro. O los buenos ratos en el paso del Huerto, de la Redención, del Buen Suceso, de la Sangre, de Humildad y Paciencia, del Calvario, del Perdón, del Nazareno, en San Isidoro o los malos en todos estos mismos pasos incluyendo el de la Soledad de Santiago. Hubo un escarceo en el paso de gloria de la Victoria, ha llovido ya, por calle Montero. Y así se presenta esta noche una jornada que será inolvidable en mi vida cofrade.

Solo quiero dar las gracias por todos estos instantes que he disfrutado con todos, y espero poder seguir disfrutando de ellos durante algunos años más, y si no es así que sea porque no quieran los demás no por mí.


Pachi Giraldo















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