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martes, 17 de marzo de 2015

Una fotografía para avergonzarse de ser cofrade


Blas Jesús Muñoz. Miren la fotografía con detenimiento. Deleiten sus sentidos ante la estampa (es irónico). Luego piensen en costaleros y músicos, ¿los culpables de que cada vez haya menos nazarenos en los cortejos?

No pierdan de vista la foto. Si es necesario, detengan la lectura. Piensen en el cortejo de su cofradía, desfilando por un enclave que los emocione y, luego, vuelvan a la foto. Quien haya salido con túnica que recuerde la mañana en que la misma estaba perfectamente planchada sobre la cama y en la emoción que sintieron al verla cada día de salida. Después, regresen a la realidad de esta foto.

Sigan mirando la foto. Evoquen los cortejos adentrándose en la Catedral, con su rigor místico, y piensen de qué vale tanto, si en el poco tiempo que tarda el móvil en lanzar la instantánea, todo el embrujo de ser nazareno se cae en el agua fría de una broma de muy mal gusto.

Miren la foto por última vez. Y tengan la certeza que, hasta para un sector de quienes participan en ésto, las cofradías son una chufla, una chanza, una feria más, un carnaval de pueblo. A mi me removería las tripas compartir estación de penitencia con alguien para el que la túnica es como un disfraz. La túnica es una segunda piel, o la piel verdadera del nazareno, como el costal al costalero que conoce la responsabilidad de pasear a Dios o a su Madre, como la flauta o la corneta al músico que sabe que se deja la garganta para realzar a lo más sagrado.

No la miren más, no merece la pena.

@BlasjmPriego







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