Blas Jesús Muñoz. La llaman la ciudad eterna y, en su epicentro emocional y estético, la Plaza de San Pedro se erige en la capital del orbe católico. Un enclave donde la fe y el propósito se toman de la mano y transitan hacia el camino infinito.
Las redes sociales, que estos días nos han mostrado el eco tenebroso de poses y actitudes a extinguir, se redimen en su vocación de mensaje, de conectividad -que no de parte-, y nos dejan estampas difíciles de olvidar.
Una de las últimas que nos han legado nos muestra en primer plano dos fotografías de Nuestra Señora de los Dolores con el escenario de fondo de la Plaza de San Pedro. Una estampa simbólica en un Año de Jubileo en la que Ella es la verdadera protagonista.
Recordatorio De Cerca con Fernando Castro: "Queremos ilusionar a la ciudad con una hermandad que trae un aire fresco y renovado"