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domingo, 26 de abril de 2015

Enfoque: ¿Está todo inventado en cofradías?


Blas Jesús Muñoz. Hacía bastante tiempo que, en cofradías, no nos encontrábamos con un proyecto refrescante. Una novedad que inspire artículos, debate y haga de una hermandad un punto de atención necesario, en una época en que información y opinión se afinan en la debacle de nuestro tiempo.

Hacía falta que alguien se reinventase o diese un paso al frente para demostrar que, tras la máscara donde la nadería hace de su defecto virtud y de ésta triunfo, quedase -por una vez- en el plano merecido e invisible del sustrato que, aunque siga estando ahí, al menos, durante un lapso, parezca invisible.

Es lo que ha conseguido la Hermandad del Perdón con la presentación de su proyecto de palio. Cordobés y novedoso. Arriesgado y fresco, para traer al primer plano aquéllo que creímos olvidado de la Semana Santa: el patrimonio que nos admira y nos envuelve para engrandecer, aun más, lo que vemos y su mirada penetrante que nos ayuda a sentir.

Tal vez, todo esté inventado y haya quien ponga en duda estas palabras. Será legítimo. Sin embargo, en el conjunto de los trazos geométricos que ha pergeñado Álvaro Abril el recuerdo de la ciudad, de las almenas adamascadas que sirven de fortaleza de la fe al primer templo, en los lóbulos de la parte central de la crestería que hablan de ese templo y de la advocación que recuerda a los peregrinos cordobeses, en el faldón que nos retrotrae al final del Viernes Santo o en la caída angelical de la bambalína. Todo juega con cuanto existe para dar paso a un templo, tan novedoso y tan antiguo como la Catedral, que cobije a María Santísima del Rocío y Lágrimas.












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