Blas Jesús Muñoz. Pasada la Semana Santa se produce un hecho muy similar a la conclusión de las temporadas futbolísticas y, a falta de procesiones, los despachos hierven de actividad (lo de falta de procesiones es un decir, a la vista de la cantidad ingente de salidas extraordinarias).
Un devenir de llamadas, suposiciones, rumores y ofrecimientos velados, dignos de una novela policíaca que solo firmaría Paul Auster. Si bien, el escritor de Newark necesitaría personajes con más poso y trasfondo que cuantos se dejan ver por estas lindes fronterizas.
Así las cosas, la configuración final de los capataces que estarán y quienes no se hallarán o habrán cambiado de aires, por prematura, no deja ya de generar caudales de la rumorología que -en cofradías-, se erige como la nueva astrología. Dime tu horóscopo y te diré que paso o pasos vas a sacar.
No es un rumor que el titular del martillo de la Palma anunció en la igualá su adiós en 2015 y los postulantes son muchos, aunque el trabajo de uno de los miembros de su equipo que, a la par es titular del llamador de otra cofradía, debería ser aval para que se produjese un relevo natural.
Un relevo que habrá de darse al frente de la cuadrilla del Resucitado, ante la dimisión del titular del llamador, Manuel Murillo, quien deja un legado sostenido en el trabajo y en el tiempo a quien tenga el honor de sucederle.
Por otra parte, parece haber sede vacante al frente del Mayor Dolor y, probablemente, sea una operación compleja, pues ya costó más de un quebradero de cabeza y más de un no configurar el equipo de capataces para cada paso, de cara a 2015.
Otros tres palios, por motivos de diversa índole, podrían cambiar de capataz. Los nombres los guardaremos, solo de momento. Cuestiones personales, otra de junta de gobierno y, la que remata, por hartazgo del propio titular del martillo; serían el pálpito necesario para que la primavera alterase notablemente la configuración del mundo de abajo en pocos días.
Recordatorio Enfoque: Las marcas blancas de la Semana Santa