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jueves, 16 de abril de 2015

Verde Esperanza: El Cielo ha de ser muy parecido...


Tres y media de la madrugada del Sábado Santo. El misterio del Santísimo Cristo del Amor, ya adentrado en la calle Gaucín, donde se encuentra la Casa Hermandad, revira ciento ochenta grados en el sitio. Todo ello para esperar a la Reina de nuestros corazones. Tuve la inmensa dicha de estar bajo el paso para hacer la recogida, y Él y Ella me brindaron uno de los momentos más bellos de mi existencia.

Ya arriado el paso de misterio, un inmenso destello de luz asalta la calle. Suena Encarnación Coronada, y el latido de los treinta corazones verdes comienza a acelerarse. Intenté buscar su cara una y otra vez, pero sólo era capaz de ver cómo esa gran ascua de luz que era el palio de María Santísima de la Esperanza se colaba cada vez más por los respiraderos del misterio hasta inundarlo por completo. ¡Qué bonita viene! Nos decíamos entre nosotros, apenas acertando a articular palabra… Cantamos el Ave María, dijo mi hermano y compañero Juanmi, del que tanto aprendo día a día. Aquí hay que morir… pensé yo.


Varales coqueteando dulcemente con la noche linense, paso a paso acercándose muy despacio hacia el Hijo de Dios. Candelería encendida totalmente, exhalando el aroma de María a cada instante. Todo lo que les pueda contar se queda corto para lo que nuestros titulares nos regalaron bajo esas trabajaderas. Esa sensación de que tu Virgen navegue hasta tu Cristo siendo uno sus pies escapa de toda capacidad descriptiva. Más aún cuando toda la cuadrilla se puso a rezar cantando el Ave María de la marcha de Abel Moreno. No existen palabras para describir ese sentimiento de sentirse iluminado por la Esperanza estando debajo del Amor.

Sólo me cabe decir sin dudar, que si Dios se propusiera dibujar la Gloria, esbozaría fielmente el paisaje que torpemente he tratado de plasmar con palabras en este texto. Y es que el Cielo ha de ser muy parecido a lo que muchos vivimos en La Línea en la madrugada del Sábado Santo. Al menos en mi humilde visión. Quedará para el recuerdo colectivo e individual…

Bendita y verde locura.















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