Blas Jesús Muñoz. Se inunda de azules la tarde del último domingo de mayo cuando, más allá de los arenales, en el interior del templo que guarda la fe, el Arca de la Nueva Alianza que Ella atesoró se proyecta en los años en que sus cofrades la llevan implorando, agradeciendo y rezando.
Es un domingo especial para los cofrades de la Hermandad de la Sentencia y para los devotos de María Santísima de Gracia y Amparo. Este domingo día 31 celebraban los treinta y nueve años, desde que la Reina de San Nicolás fuera bendecida.
Una talla que, más allá del Lunes Santo, se anida al cariño, devoción y buen hacer de sus cofrades. Los cuales no solo preparan en estos días la túnica que será para el Señor de la Sentencia, sino que hacen de la formación , el culto y la convivencia, la enseña de una corporación que mira con la Alegría propia del carácter letífico que también la impregna.
Una jornada la de este domingo que sirve, sin duda, para discenir en el horizonte que se ha vivido un año más que nos ha sido regalado junto a la Virgen de Gracia y Amparo.