Blas Jesús Muñoz. Qué duda cabe de que supone el hecho más llamativo, si dejamos de lado la ingente cantidad de salidas, fuera de Semana Santa, que se vienen produciendo durante los últimos años. Aunque tampoco debiera existir ningún atisbo de sombra acerca de la importancia y el nivel mostrado en el resto de actos que la Hermandad de los Dolores ha programado con motivo del L Aniversario de la Coronación Canónica de la Señora.
Parece que, fuera de toda duda, la concesión por parte de la Santa Sede del Año Jubilar viene a ser un refrendo necesario para mostrar la dimensión que la corporación de San Jacinto ha querido dotar a esta efemérides. Sin olvidar detalles tan especiales como la recuperación de las antiguas proclamas.
En un nivel meramente comparativo destaca como la cofradía servita ha buscado en la Catedral una celebración litúrgica a la altura de las circunstancias, por encima de la propia salida y más allá de las tendencias que han venido marcando este tipo de eventos.
La salida extraordinaria nos ha dejado momentos de gran emoción, así como alguna laguna que, con tiempo, deberá ser objeto de análisis. De lo que no restan halagos es del cómo y del por qué se han organizado unos actos que dan la medida y sirven de espejo para futuros acontecimientos. Y si no se proyecta, al menos, en esta ocasión se puede afirmar que las cosas se hicieron bien, que ya es más de a cuento estamos acostumbrados.