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domingo, 24 de mayo de 2015

La Feria de los Discretos: De ferias, magnas y magnos.


Está el pueblo extraño. Vísperas de votos para elegir una nueva alcaldía, o bien, para consolidar la que tenemos. Esperemos que quien sea elegido nos lleve por el sendero de la prosperidad y sirva de una vez para que esta Córdoba, pueda salir del ostracismo y mediocridad. También estamos en el principio de la feria. Una feria que ha perdido todo su sentido. Una feria donde se ha cambiado el culto a la Virgen de la Salud, así como el trato en la compraventa de ganados, por las tortillas con sabor a plástico y el salmorejo liquido. También esta semana feriada es la exaltación del derroche de alcohol y otras sustancias que alegraran mente y cuerpo para mayor alteración de los sentidos.

Muchas de nuestras cofradías se han mudado al recinto del Arenal. Han cambiado capa o cola, por mandil o delantal de camarero. ¿Se imaginan los bajos de una capa o una cola al brazo amarilleando por el albero?. Hay que ser suficientes económicamente, dicen algunos, para mayor gloria de la cofradía. El negocio, a pesar del trabajo, tiene que ser pobre. La prueba la tenemos en pasos sin terminar, palios sin bordar, guiones sin completar, y lo que es peor, sin una línea artística coherente y definida. Aunque para esto último creo, que no hace falta respirar durante una semana aceites refritos, ni tampoco aspirar cantidades exacerbadas de albero de Alcalá de los panaderos.

Es una semana de paréntesis. Los cofrades con caseta, vivirán pensando en cómo sacar rendimiento a los pimientos, tomates, tortillas precocinadas, maltas espumosos, o combinados varios. Los que no la tienen, estarán maquinando como hacerse con una, un cambio en la casa grande de Capitulares podría ser clave, para tratar de ayudar a financiar sus sueños e ilusiones e intentar ejecutar lo dibujado en un papel, aunque en la mayoría de ocasiones todo quede en el envoltorio, ya que la fe y principios cristianos ni se compran, ni se financian. Es la muestra de muchas cofradías. Ídolos, nunca mejor dicho, con los pies de barro.

Una vez que pase la feria, nos metemos en junio. Será el mes de la llamada Magna Mariana. Se conocen horarios, orden de paso, templos de donde partirán los cortejos, bandas y demás detalles. Poco a poco, y conforme se vaya acercando la fecha, se irá cerrando todo para mayor esplendor de sus organizadores, perdón quise escribir para la Madre de Dios. Un evento que está movilizando a Córdoba y provincia, pues sus máximas devociones se aunaran en un acto único y sin precedentes.

Lo malo de todo esto es que el fondo queda difuso. Siempre el envoltorio brillante y rutilante tapa el nudo central e importante. Lo último ha sido la polémica sobre los relevos de los costaleros. Los costaleros y sus relevos. Eso es lo importante. El costalero siempre fue un ser anónimo, un servidor de la cofradía, antaño remunerado y hoy protagonista, para un trabajo duro. Seguramente el padre Cué, mexicano jesuita, tuvo gran culpa de lo que hoy está ocurriendo. Lo canto, lo puso en valor y levanto el faldón para que tuviera un reconocimiento a su trabajo. Hoy es el magno protagonista, al menos eso parece, de cualquier procesión que se precie.

Quintín García Roelas









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