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martes, 2 de junio de 2015

Enfoque: Contradicciones


Blas Jesús Muñoz. Vivir en la contradicción, créanme, es lo más natural. Tanto que uno mismo puede cambiar dos y tres veces de parecer dentro de una misma conversación y no tiene ni que ser larga. El problema estriba cuando la contradicción alcanza aquellos valores que, o bien se defiende a capa y espada de Diego Alatriste, o bien se basa en fundamentos que deben o han de ser el sustrato de tus convicciones.

Y en la contradicción (o, tal vez, en la confusión) habito, desde que en un artículo publicado en ABC de Córdoba un hermano mayor señalaba que "en nuestra parroquia no había formación religiosa". El dirigente en concreto es de una cofradía de las que pueblan San Lorenzo y hacía referencia a unos cursos que el párroco ha comenzado a impartir a las hermandades del lugar.

Llama la atención esta afirmación. Me puse a pensar en la frase ("no había formación religiosa") y supuse que, tal vez, no se celebrarán misas y, claro está, no se podría hasta la fecha enriquecer el espíritu ni formarse o crecer en la propia fe. O, quizá, que se refiriera a que en esa parroquia no se acuda más que a actos de índole social...

Luego me dio por pensar que si "no había formación religiosa" pudiera ser que el párroco no quisiera ofrecerla (raro) y los cofrades la suplicasen (más raro aun). O que ni tan siquiera el anterior se dignase a darla y todo, hasta esa primera charla, hubiese sido una especie de autocracia catolico-cofrade.

Finalmente, la opción basada en pensar que la gente suelta frases por la boca sin saber lo que está diciendo era la más plausible. Lástima porque cualquier otra opción hubiera dado para un buen equipo de investigación. Pero así son las cofradías 2.1.


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