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viernes, 19 de junio de 2015

La Espada de Damocles: Cuando la libertad coarta la libertad



Se sucedieron los años desde aquel siglo XVI, se sucedieron aún cuando el Imperio Español llegaba a su ocaso; que como una gran explosión dejó tras de sí una huella que aún pervive. Se sucedieron los años desde la llegada de los Borbones a esta nuestra querida España, se sucedieron incluso cuando del país de donde eran originarios nuestros monarcas vino aquel que la conquista de nuestra tierra le costó un Imperio, y murió en una isla. Se sucedieron los años rápidamente por el calamitoso siglo XIX, se sucedieron con la rapidez con la que se alzaban y caían los políticos así como las constituciones. Se sucedieron tras ese desastroso año 98 en el que ya no hacían falta cruzar océanos para comunicarnos con los territorios de ultramar; porque ya no había nada más allá de las Canarias. Se sucedieron aún cuando unas elecciones mal interpretadas dieron lugar al derrocamiento de una monarquía, se sucedieron lentamente con una guerra civil que hay quienes la conservan en el subconsciente para mantener un odio de más de 76 años. Se sucedieron aún cuando el No-Do generaba dolor en media España, y se sucedieron hasta el día de hoy.

Este largo prólogo tiene como razón dar un repaso histórico a los avatares de esta nuestra historia, que queramos o no, suele repetirse incomprensiblemente. El pasado sábado se supo los resultados finales de esa larga serie de pactos entre partidos de la más diversa índole. Esos pactos tienen para mí dos respuestas, que al votante le falta cochura y que el Partido Popular perdió todo lo que le representaba como derecha en este país. No me malinterpreten, no estoy juzgando ni mucho menos, a los votantes, pero me resulta difícil entender como en pleno siglo XXI, y en un estado europeo, un partido como Podemos, Ganemos, Foll****, Ahora Madrid, o, Después Madrid, partidos con una cortísima trayectoria en el ámbito político, puedan ganar unas elecciones municipales. Mi pregunta es si de verdad alguien se puede creer los programas, en caso de unos partidos, o manifiestos (presumiblemente) en otros.

En mi opinión el problema de España no es que gobierne la derecha o la izquierda, el problema, es que no hay una derecha fuerte a la que votar, digo no hay porque el PP hace tiempo que dejó de ser un referente conservador, sino que se ha convertido en un partido doblegado a las exigencias del electorado en vez de mantener una coherencia ideológica. Juegan a dos bandas, cuando conviene es el partido católico, y cuando no es aconfesional y proabortista. Miren, yo no estoy para que jueguen con dobles morales, con mi ideología puedo ser laxo, pero con mi moral católica no. El PSOE, por el contrario, no es que no sea coherente, es que nunca lo fue, es un partido en descomposición cuyo cadáver político sirve de carroña a los nuevos partidos anticasta, que curiosamente se alimenta de la casta, ya saben de lo que se come se cría.

Ahora ya es pasado el resultado de las elecciones municipales, que se acerca sospechosamente a otros de épocas pretéritas y que dio lugar a uno de los sucesos más sangrientos de la historia de España. La diferencia es que el electorado ha variado, de año y ligeramente modernizado su discurso, pero con mismas ideas. Todo ello fruto de españoles que dicen que votan para castigar, sin saber que los políticos tienen su vida resulta con una sustanciosa jubilación.

Sólo pido a los votantes que lean, se instruyan, pidan consejo, y después, voten. Pero voten con cabeza, no lleguemos a tener que defender nuestros derechos a punta de pistola por culpa de políticos como el Sr. Iglesias o la Sra. Carmena, que se creen con el derecho y el deber de anteponer sus ideales a todo el mundo o acabar con tradiciones por ser católicas. Señores políticos de ambos espectros, España es católica desde que Teodosio firmo el edicto de Tesalónica allá por el año 380. Así que si hay Semana Santa respétenla, si la Legión quiere acompañar a tal Cristo déjenlo, si la Marina ofrece una misa a la Virgen del Carmen, la Infantería a la Pura Concepción o la Benemérita a la virgen del Pilar, permítanlo, porque ellos tienen el mismo derecho que ustedes a hacer pública su religión y sus ideales.

Por el contrario dedíquense a temas más importantes en ámbito político, como eliminar las sanguijuelas administrativas mal llamadas autonomías, el impuesto de sucesiones (díganme por qué carajo tengo que pagar por heredar el esfuerzo realizado por mi familia), el pago de cinco impuestos diferentes por el mismo servicio, y la duplicidad de impuestos por tener que repartirlos entre autonomías y estado central. Y más sinsentidos como las diferentes tributaciones entre regiones, las becas universitarias dadas casi sin esfuerzo con notas medias irrisorias, universidades politizadas, sindicatos mantenidos por el estado (que cada trabajador decida si quiere o no dar su dinero a los sindicatos), acabar con las subvenciones…

En fin, que se dedique a todo aquello que es importante y dejen a los ciudadanos vivir en paz, porque mi libertad es igual de valiosa y respetable que la de los miembros de la casta compuestos por anticasta.

Antonio Maya Velázquez












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