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viernes, 26 de junio de 2015

La Espada de Damocles: Se piden ideas para inventarse actos en el 2016


Aunque el título no corresponde con una inmediata realidad, si bien es cierto que al ritmo que vamos podemos ir pensando en hacer algo para el año que viene 2016. No sé con certeza ni exactitud que se conmemorará el próximo año, ni que fechas de aniversarios cumplirán por aquellas fechas, pero seamos sinceros, se me hace raro no ver carteles de Magnas por las calles. Podríamos hacer una Magna de Nazarenos en aniversario de la bendición del marco del cuadro que se cuelga en los altillos de la sacristía de la parroquia de Santa Rita la cantaora, y nadie preguntaría. Pero eso sería tentar a la suerte…

En los últimos años estamos observando que hemos querido incentivar tanto el mundo de las cofradías que ya ni nos acordamos para que sirven, si es cierto que estamos viviendo unos años de resurgir, años de bonanza dirán en tiempos futuros. ¿Pero compensa este florecer con la realidad que de veras significa? ¿Nos merece la pena sacrificar tantos ideales y tantas tradiciones por ganar malos cofrades? Eso señores no lo voy a responder yo, puesto que carezco de la dignidad de juez, por ello, y porque también es una realidad que no todo el mundo opina como yo. Ese juicio pues, lo voy a delegar en vuestras conciencias.

Pero aunque no dicte sentencia, si voy a expresar mi opinión. Mi opinión es que como buenas meretrices nos hemos vendido al mejor postor, digo esto porque nos conformamos con incrementar año tras año nuestra nómina de hermanos aunque sólo sea porque al chaval de turno le guste el romano que va en lo alto de la canastilla, o porque la bambalina del palio esté muy bien bordada. Ya a la gente no le gusta el ambiente de hermandad, le gustan las cofradías, se complacen en decir mira que “doraita” está la canastilla de mi Cristo, o mira que bien dispuesta está la candelería de mi virgen, méritos autoimpuestos ya que el nene no ha pisado la cofradía ni a la de tres.

Este crecimiento de ser exponencial confirmará la regla que se vislumbra de que de aquí a cinco años a las cofradías les van a hacer falta mano de obra y le van a sobrar admiradores de lo hecho por otros, es decir le van a sobrar personajes que tienen poca disposición para hacer algo que requiere esfuerzo o constituya una obligación, especialmente lo relativo a trabajar. Estos, digamos elementos, los bauticé en su tiempo como manos limpias, por el hecho de que no se ensucian nunca, son como el presentador de bricomoanía pero quitándole la parte en que trabaja. Realidad corroborada porque nunca han trabajado en su cofradía, y dudo que algún día lo hagan. Por ende los miembros, digamos obreros, decrecen en medida que su edad avanza, pudiendo ser observable como hay cofradías donde los hermanos que montan los cultos y preparan los cortejos, de media no bajan de los 40 años.

Pero en fin, si vamos a contar verdades, digamos que si queremos ver si de verdad tiene hermanos una cofradía pongamos una salida extraordinaria y rifemos puestos de trajes en marino con vara de presidencia, que hay algunos que dicen eso de: ¡yo por una vara ma-to! Porque un neo-cofrade tiene una serie de normas que rara vez no cumplen, digamos que es un decálogo cuyas normas coinciden con la actitud de dichos elementos.

(Aviso: las palabras que siguen a continuación están escritas en clave de humor y han de ser tomadas sólo como una broma, a no ser que seas un ser obtuso y con nulo sentido del humor)


  1. Defenderás a tu Cristo aunque no sepas ni quien lo hizo.
  2. Honrarás a tu cofradía con tu simple presencia en la estación de penitencia.
  3. Santificarás tanto las fiestas, que de exceso de santificación no te molestarás en ir a los cultos.
  4. La cuota sólo sirve como prueba fehaciente de que de verdad sé diferenciar a mi Cristo de los otros.
  5. El trabajo manual es indigno de mí y solo apto para hermanos con una antigüedad de más de 20 años.
  6. Criticaré las decisiones de la junta aunque no haya ido a un cabildo desde que mudé los dientes.
  7. Lo de rezar es para pietistas, los cofrades elogiamos, no adoramos.
  8. La iglesia no se pisa si no se va de traje y con medalla.
  9. Aunque se necesiten nazarenos o insignias o acólitos en mi hermandad, yo sólo soy digno de ser costalero.
  10. En el tiempo que va desde Pascua a Navidad hay obligación de olvidar todo lo referente a la cofradía.

Ya hemos hablado de los neo-cofrades, pero olvidamos por su también relevancia en estos tiempos a esas juntas que por aumentar nómina de hermanos no dudan en sucumbir a las modas. Porque ahora no basta con dar culto a los titulares, ahora el culto se debe dar a la hermandad como ente inmaterial. Que la hermandad sale muy tarde y no nos ve una masa ingente de personas, no pasa nada, aunque la cofradía lleve 3 siglos saliendo a la misma hora, a golpe de decretazo se adelanta en el mejor de los casos, ¡y ya está! , y en el peor, se cambia hasta de día. Otro ejemplo, que no hay manera de averiguar costaleros para mi Cristo que va en silencio, no suframos, se le meten unos pitos y unas flautas detrás y… ¡averiguado! Averiguado aunque la hermandad haya ido en silencio desde el siglo XIV (caso rarísimo pero posible porque ahora pones una parihuela aunque sea con una foto de tu tía la Loli encima, y se dobla la cuadrilla).

Todo esto ocurre porque la coherencia ya es algo residual, la labor social se realiza por quedar bien, a los cultos se va por postureo y la Semana Santa es más social que religiosa, esta, amados lectores y queridos detractores, es la pura realidad.

Antonio Maya Velázquez






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