Aurora de matices, caudal multicolor, primigenio despertar de rosales sembrados por la mano del creador, alejas la penumbra, del que musita en profunda oración, tu nombre…Aurora. Pureza, contemplando la Luz maternal de tu rostro, el alma recibe gozosa la bendición celestial del Verbo, enseñanzas del Reino, Sagrado Corazón que ama al ser, ofreciéndole la Gloria. Nacen amaneceres en la profundidad de tu mirada, Sagrario florecido, Bienaventuranzas cual brisa, acarician ramas de olivo y hojas de palma. Fértil, tierra a tus pasos, te llama Madre. El Cosmos, celeste, estrellas de incienso te ofrenda. Alboradas, dibujan tu hermosa faz en nubes de alhelíes, sonata de alas de Ángeles te proclaman en cantos Espirituales, ardiente fervor que la noche acrecienta, velando tu venida…Virgen de la Aurora.
José Antonio Guzmán Pérez
Recordatorio Calvario de iris: Ofrendas vanas