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domingo, 5 de julio de 2015

El día en que ardieron las redes sociales


Blas Jesús Muñoz. En apenas unas horas más de 16000 personas se habían unido a un grupo creado al efecto en una conocida red social, mientras que en otra los tags se sucedían, uno tras otro, a velocidad de vértigo. Las redes se habían convertido en un clamor, en una suerte de manifestación, multitudinaria y virtual, en defensa del patrimonio devocional e histórico de la ciudad.

Las redes se pronunciaron a través de cofrades y devotos, hasta el punto de que -al contrario de lo que en tantas ocasiones se le achaca-, la ciudad se mostró en una dimensión reivindicativa que en contadas ocasiones se ha vivido en esta orilla del Guadalquivir.

La primera edil se retractó, pese a que ahora se busquen los eufemismos más apropiados o las ambigüedades más propiciatoras. Todo ello, en una semana en la que se retiró un crucifijo de un consistorio en el que, no sé sabe por cuánto tiempo, podrá seguir apreciándose la imponente obra de arte que realizara Antonio del Castillo.

Aconfesionalidad, laicidad y sus derivados consistentes en la separación de las esferas públicas y privadas han dado el salto definitivo a la política y, aun en el primer mes de mandato municipal, ya aventuran una legislatura en la que dichos temas estarán, con toda probabilidad, en las cabeceras de muchos medios.

La aparición de las RR.SS dictan un nuevo escenario en el que habrá que comprobar su verdadera medida a diario, en la esfera política de lo cotidiano y en los cambios y virajes que, seguirán o no, propiciando.











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