No hago nada más que pensar en los últimos acontecimientos en algunas de las hermandades de Córdoba y la verdad que solo me salen estas preguntas. Preguntas que por más que quiero buscarle una respuesta, de verdad que muchas veces me es complicado o difícil poder interpretar lo que estamos haciendo en nuestras hermandades.
Parece ser que queremos entrar en la historia de las hermandades sea cual sea la manera o los hechos que conlleven conseguir este objetivo. Da igual como lo hagamos, no nos importa ni la historia de la propia hermandad ni nos importa las consecuencias que podrán tener dichas decisiones tanto en la hermandad o en las personas que tomen la decisión o afecten a dichas personas.
Y lo peor de todo, que casi siempre tienen que ver con el mundo del costal y el martillo y los miembros de junta de gobierno. Qué triste. Más aún para alguien que ha pregonado qué es ser costalero. Parece ser que si no nos hacemos notar de alguna manera no somos felices o esa noche no dormimos bien. Tenemos que dar la nota y cuanta más gorda y fuerte sea mejor. Por supuesto llevando mi “razón” no sopesando lo bueno y malo de cada una de las decisiones que tome yo en forma individual como si lo fuera de manera consensuada en una junta de gobierno, en un equipo de capataces o en una cuadrilla de costaleros.
Lo importante mi ego, mi yo. Porque yo he hecho, porque yo he dicho, porque yo, y yo y para rematar la faena yo. ¿De verdad esto somos? ¿De verdad creemos que es este el ejemplo que Él nos dejó? ¿Tan importantes somos con nuestros egos? Cualquier cosa es válida para deshonrar al otro en cualquier sitio, pero si es en el entorno de una hermandad o cofradía eso da un gustazo que no veas. Que estamos haciendo tan mal. Creo que educación, vergüenza, sentimientos, honradez y sinceridad hay cada vez menos.
A todos los gusta salir en la foto -a algunos mucho más que a otros-, por mi parte yo se las dejo. Pero para ello hay que humillar, o menospreciar al que está a mi lado. En ese aspecto creo que hemos olvidado, olvidado no, perdido muchos valores que antes nos enseñaban a todas horas, y si no te enterabas descuida que alguien cercano te lo explicaba para que lo entendieras.
Siempre ha habido líderes, es normal, y más aún en una congregación de gente de la índole que sea. Pero antes había valores y respeto, o por lo menos, mucho más acuciados que en los tiempos que corren hoy en día. Tú no puedes hablar muy alto, porque más tarde o temprano como tú siembres mal por tus alrededores tendrás como respuesta esto. Sé más humilde al dar tu opinión, respetable como todas, pero no vayas de fantástico hombre o persona por la vida, porque más tarde o temprano a todos se nos puede escapar un “peo”. Con el agravante que esta vez, él tuyo olerá más que ninguno. Y entonces prepárate a recibir de lo mismo que tú diste en su día.
Ahora tú que has sembrado todo esto que quieres recoger. Qué esperas que estemos a tu lado. Que seamos condescendientes contigo, cuando tú no tuviste ni un ápice de humildad al juzgarme. Tú que con tu soberbia, arrogancia, testarudez, prepotencia, soberbia, etc., has sembrado tu camino de bombas para los que iban detrás o incluso las has tirado hacia delante para los que te llevan años de experiencia.
Miembros de juntas de gobierno que se creen que son dioses, capataces que se creen que lo importante son ellos, o costaleros que sin ellos esto no va a salir. Lo importante está en el altar de nuestras iglesias o en lo más alto de los pasos que llevábamos o sacamos. Nos debemos sentir privilegiados de poder hacerlo pero no creernos que seamos lo más importante o que sin mí, esto vaya a pique. Te recuerdo que esto estaba antes de tú llegar. Que gracias a ti, esto va mejor, pues gracias y enhorabuena pero que tú al final no estarás y esto sí. Las hermandades tendrán a otros, mejores o peores, pero seguirán. No vayas a creer que cuando tú no estés, se acabó.
Los acontecimientos que nos están rodeando últimamente donde han entrado otras formas de ver nuestra religión o nuestras costumbres son muy duras e incluso para mi humilde forma de ver las cosas bastante desproporcionadas. Ante esto sí debemos de demostrar quienes somos, pero entre nosotros estar dándonos puñaladas es sino darles a ellos pie a que sigan con su humillación. Yo respeto que tú no creas, pero no te humillo o me mofo de ello. Por favor haz lo mismo que yo hago contigo. Espero que entre nosotros nos respetemos que estamos aquí porque esto nos gusta más que comer con las manos.
De verdad seguiría pero es triste que estemos jugando a algo que nos gusta muchísimo a hacernos daño, y cuanto más daño mejor. Recuerda que quien siembra tormentas recoge tempestades.
Pachi Giraldo
Recordatorio En mi Huerto de los Olivos: Reflexiones estivales