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lunes, 13 de julio de 2015

La Chicotá de Nandel: Perdido el Norte vamos a por el Sur


Hace mucho, muchísimo tiempo que las cosas no pintan bien. Ya, ni las aportaciones económicas, o asistenciales que algunas Hermandades realizan, sacan a flote al resto.

Gestiones pésimas económicamente, gestiones de yermo, un yermo totalitario a la marcha de algunas personas de una Hermandad. He visto Hermandades, donde se metió la mano en el cajón, donde otro luego le dio otro traguito a la copa, y ya el siguiente, se llevó hasta el cajón.

Hermandades, donde el yermo, no es ni mucho menos patrimonial, sino personal. Como en una cápsula temporal, hasta personas que eran de una Hermandad u otra, podían comprobar como de unos diez, quince años en adelante, las generaciones de cofrades no se habían sucedido, donde no había pasado de padres a hijos el cultivo del amor por un Titular. Lo que si había sucedido, era que se habían ido asqueados, los habían echado, o como es deporte nacional, se criticaba a una Junta de Gobierno, por mucho energúmeno mental que esté en ella, pero… desde la barrera, en casos, desde el anfiteatro alto, vaya que nos salte el toro. Que también hay algún que otro espontáneo que salta al ruedo, y claro… cogida del toro, y retirada por parte de los que mandan con la legalidad en mano, para que ya no pueda volver a entrar a una corrida, unas plazas las Hermandades hoy día, donde la sangre de Cristo ya no es la única que se derrama, ya los hermanos acabarán por derramar entre choques con otros su sangre en la arena.

El Norte se perdió ya hace años, miren, lean, y no blogs, sino ya, crónicas de lo social. Nadie puede vivir en el colchón de nadie para saber sus más oscuros secretos, esos que no deberían de dejarle protagonizar nada cercano a la Iglesia, lo grave es que la Iglesia huye de todas las formas posibles de prensa para temas escabrosos, y deben de ver, de una vez por todas los máximos órganos de esta Santa Casa, que si son el fiel reflejo donde mirarnos, los consejeros de las almas de tantos que seguimos sus hábitos, no es buen hábito ni proceder el de mirar para otro lado, esconder el bulto, o lo que es peor, esconder al que ha obrado mal, al que tiene muchísimos papeles de obrar mal de nuevo, llévese por delante a quien se lleve, pero a quien se lleva en primer lugar, es al nombre que representa, y sobre todo, a la Iglesia.

El Norte se perdió, con hasta un Hermano Mayor que hoy sale en prensa y televisión como supuesto abusador de mujeres. Otros, que no tienen que ser máximos órganos de Juntas de Gobierno, con una vida inmoral a todas luces, destruyendo familias, insultando a la confianza en ellos puesta por sus “hermanos”, y lo pongo entre comillas, porque ciertos “hermanos”, callan, son cómplices, y entre todos manchamos el bonito nombre de una Cofradía, una congregación, la Santa Madre Iglesia, o lo más puro que se pueda tener, que es esa fe que intentamos inculcar a los más pequeños, que tontos no son, y todo lo ven, todo lo oyen, y lo que es peor, todo lo comprenden y quizás mañana, puedan decirnos que fuimos los máximos culpables de lo que allí ocurría o dejaba de ocurrir.

Veo, que no hay nada que hacer. En tiempos en que somos perseguidos, ya a cara descubierta, con ataques hasta a los Santos, los símbolos de ciudades enteras, etc, etc, etc. Abogaré con fuerza por las personas, representantes eclesiales que dieron el do de pecho, que pusieron su palabra, su obra, alzaron la voz contra todo este mal, esta ola, esta calaña… porque los hay, y en Córdoba ciudad, conozco unos buenos ejemplos, lo triste, es que algunos hemos visto que se ha perdido el Norte, el Sur... y el Este, está por perderse en tiempos venideros, pues todo va a seguir igual… Al final en algunas Hermandades se va a acabar como en el Oeste. No el punto cardinal, si no el Viejo Oeste, donde la ley del Sheriff era simplemente decorativa, y los cuatro brabucones y matones de señores que se escondían tras ellos, eran quienes mandaban, abusaban y maltrataban.

                                                                                                                        Fernando Blancas Muñoz








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