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domingo, 23 de agosto de 2015

Enfoque: Haber dirigido la Agrupación no habilita para defender a las cofradías


Blas Jesús Muñoz. En los últimos días hemos podido comprobar que haber sido la cabeza visible de los cofrades de Córdoba durante ocho años no es óbice ni apremia a, una vez haber cumplido el mandato, seguir velando por los intereses de los que un día confiaron en ti. De hecho, los actuales votantes del Delegado de Cultura (de su partido porque el cargo no se vota en moción popular) parecen en principio muy distintos a quienes lo eligieron, en su día Presidente de la Agrupación de Cofradías.

Los votantes y los tiempos son otros y, a día de hoy, expresar en una entrevista que la Catedral es de su dueño, el Cabildo, es doble pecado mortal y medio en la Biblia socialista (el término ideológico les viene inmenso) de Susana Díaz y su apostolado ejercido por Rosa Aguilar (tan en sintonía con el Obispo Asenjo en otro tiempo y miren el nuevo discurso). Que me perdonen Francisco Alcalde e Isabel Ambrosio, pero cuanto menos parecen convocados de piedra adláteres de la causa progre del momento.

De hecho, tanto atranque y nerviosismo en la entrevista concedida por Alcalde a Radio Córdoba da que pensar, o en que no esperaba las preguntas, o que las respuestas no se las cree ni él. Por llamar respuesta a no responder que, al menos los profesionales del gremio, saben hacerlo con más pericia.

Todo ello sin olvidar que se define como 'positivista, que uno ya no sabe si reír o llorar o salir a la calle y prenderle fuego ante un detalle así. El positivismo, Señor Alcalde (Ex Presidente no porque no me representó en su día y al de hoy menos, como cofrade), es una corriente filosófica. En el contexto que usted lo utilizó tendría que haber dicho que era o es una persona positiva. Si usted es el representante de la cultura andaluza en Córdoba o de la Cordobesa a secas créame que yo soy embajador de Buena Voluntad de Unicef en Siria.










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