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martes, 25 de agosto de 2015

Escasas y adversas medidas del Ayuntamiento hacia las cofradías


Blas Jesús Muñoz. Ya hemos llegado a algo más de los dos meses del nuevo gobierno municipal que, aparte de convertir en protagonistas a Pedro García y a Emilio Aumente en su relación con la Iglesia y las cofradías mientras la Alcaldesa permanece en un estudiado segundo plano, pocas han sido las decisiones adoptadas y muchos los asuntos que se han declarado "en estudio".

Escasas medidas conocemos de cara al resurgimiento de la ciudad, aparte de una especie de limosna (en atención a los niveles de desempleo de la ciudad) en forma de seiscientos puestos de trabajo de duración determinada, un enredo monumental con el club de fútbol a cuentas de la ciudad deportiva, la retirada de un crucifijo del Ayuntamiento, una marea en contra de la retirada de San Rafael del Consistorio y la exclusión de la Virgen de la Fuensanta del programa de actos de la Velá que lleva su nombre.


Brindis al sol

A falta de medidas reales que importen al devenir diario de los cordobeses, el centro de atención gravita en torno a una obra menor en la Catedral, teniendo en cuenta que nos enfrentamos a una celosía de los años setenta del pasado siglo, frente a un templo cuya historia es milenaria. Baste mirar lo que están destruyendo en Siria para comprender la nimiedad que aquí se argumenta cuando ni si quiera se habla de destruir, sino de realizar una réplica de una puerta contemporánea. 

Sin embargo, en lo cofrade y religioso el asunto es igual o más sangrante. En cuanto a la retirada del cuadro, asunto capital para que la ciudad avance, cuando el miedo a perder votos y a aunar voluntades en contra sobrevino como vértigo, el plan cambió para decir el "donde dije digo..." y trazar uno nuevo más sutil. Si el lienzo de San Rafael sale del taller de restauración (conveniencia oportuna, si tenemos en cuenta que se sometió a trabajos de conservación hace una década aproximadamente) y comienza su gira itinerante tengan claro que no volverá a Capitulares y, su retirada encubierta, será tan real como si se lo hubieran llevado de primeras. Eso sí, con una actitud más pusilánime.


Reírse de la Patrona

Lo acontecido con el programa de actos de la Velá de la Fuensanta no es llamativo, si tenemos presente que aun sector de la política (por llamarlos de algún modo) cordobesa lo que de verdad parece motivarles es el Caimán. Sería más sencillo ser consecuentes con lo que propugnan y borrar todo lo religioso de sus actos. Sería aconsejable y valiente, pero -paso a paso-, sus políticas se consuman aunque nunca puedan presumir de que lo hicieron dando la cara y, quién sabe, si lo idearon entre risas en reuniones privadas, los mismos que presumen de luz y taquígrafos.










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