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jueves, 27 de agosto de 2015

La Corporación Municipal se ríe de los cofrades


Antonio Botella. Este artículo bien podría ser la continuidad de la noticia publicada hace unos días, en la que se exponían las mofas a las que han sido sometidos los cordobeses desde la llegada del nuevo gobierno municipal al Ayuntamiento. Una jefatura que viene introduciendo obstáculo tras obstáculo a todo lo que huele a Iglesia y relacionado con ella, puesto que es obvio mostrar un comportamiento distante y, a la vez, discriminatorio con un colectivo que no es del agrado de los dirigentes políticos -nótese la ironía-.

En poco más de dos meses, la coalición que rige en la ciudad de la Mezquita ha azotado fuertemente a las distintas hermandades, así como al máximo organismo de éstas. La amenaza de cobrar tasas a las cofradías por salir a las calles, la exclusión de la Virgen de la Fuensanta de las fiestas en su honor o la paralización del proyecto del Museo Cofrade Regina son algunas de las resoluciones acordadas por el gobierno municipal, y que desembocan momentáneamente en la aprobación de un desfile de las asociaciones de LGTB el próximo 26 de septiembre a partir de las 20.00 horas.

Esta misma fecha y esta misma hora tendrá lugar la salida extraordinaria que conducirán a los Titulares de la Hermandad de Jesús Caído desde la Santa Iglesia Catedral -donde se realizará una eucaristía previa- hasta su sede canónica, la Iglesia Conventual de San Cayetano. Hablamos de un evento programado desde hace más de un año, al que curiosamente han hecho coincidir con el citado pasacalles formado por estos grupos, cuyo recorrido no entorpecerá a priori al proyectado por la corporación religiosa.

Vista la circunstancia parece que el Consistorio ha olvidado los supuestos problemas de personal existentes en la Policía Local, y por los cuales se insinuaban a las hermandades pagar por la contratación de trabajadores que cubran tales funciones. O, quizá, la situación que presenta la plantilla de agentes no sea tan preocupante como se manifiesta, y se haya intentado meter una bacalá con el objetivo de disminuir los actos religiosos, aquellos que no tienen cabida en la configuración de la Córdoba Laica que se pretende instaurar, no con mucho efecto hasta la fecha.


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