Antonio Botella. De sobra es conocido que la administración económica de cada formación musical es diferente al resto, aunque, normalmente, la inversión que realizan cada año va destinada a la compra o mejora de los instrumentos, la dirección, el mantenimiento del local en el que ensayar -aquellas que tengan la surte de contar con estos espacios-, adquisición de partituras, etc.
Qué duda cabe que son unos gastos bastantes costosos teniendo en cuenta la situación actual que atravesamos, mas se pueden sufragar con cierta facilidad si las bandas exigen un precio razonable a las hermandades a cambio de la prestación de sus servicios para actuaciones de diversa índole, sin rebajarse a las mismas.
Sin intención de meterme en terreno pantanoso, he de declarar que, en la mayoría de las ocasiones, los músicos quedan en un segundo plano en cuanto a compensación se refiere; es decir, su arduo esfuerzo, su enorme trabajo -cabe recordar que sin ellos la música no sería posible- no es remunerado.
No obstante, la Banda de Cornetas y Tambores Vera Cruz, de Utrera, pagará a sus componentes a partir del próximo curso cofrade, tras seis años sin hacerlo. Esta es una de las cuantiosas novedades que presenta la formación utrerana para el periodo 2015-2016, y con la que se reconoce la encomiable labor que realizan estos artífices de la música procesional.
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