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miércoles, 2 de septiembre de 2015

¿Cuándo se detendrá la humillación?


Blas Jesús Muñoz. Es como una gota de agua constante, casi las veinticuatro horas del día, cayendo sobre la coronilla y aguardando que llegue el momento en que la corteza cerebral se reblandezca para que el líquido alcance la masa encefálica. Una especie de tortura absurda porque no es sufrimiento el absurdo, sino una corriente filosófica, proyectada en la literatura, que tiene más alcance que el que sus intérpretes contemporáneos le han querido dar sin haber leído un libro sobre el asunto.


"Los actos religiosos no se han incorporado pero sí el piraguismo, como querían los vecinos; la agrupación de cofradías ha montado su procesión con la misa y demás y convivirán". Esta justificación paupérrima de la edil del Partido Socialista, Carmen García demuestra dos cuestiones. La primera, la que define el nivel de quienes han ideado el cartel y el programa de actos, es colocar el "piragüismo" por delante de la connotación religiosa de una fiesta que, les guste o no, lleva aun el nombre de una Virgen.

No se trata de una Imagen cualquiera, sino de la Copatrona de la ciudad. Lo que viene a demostrar la confusión extrema de nuestros o vuestros dirigentes (porque a un servidor esta gente ni lo representa ni lo hará jamás y aun existe la libertad individual) entre aconfesionalidad, laicidad, cultura y tradición. Todo ello, sin nombrar el dato del paro en agosto en Córdoba que es nimio, si lo comparamos con la importancia para la economía local del "piragüismo". Válgame Dios.

La segunda es la referencia directa a la Agrupación de Cofradías a la que se acusa, prácticamente, de haber montado "a su bola" la procesión. Esa segunda deberá ser resuelta, esperemos, con una contestación en tiempo y forma. Entre tanto, si están en Córdoba este puente disfruten de los deportes de aventura o, si tienen la mala costumbre de ser religiosos, cofrades y, sobre todo, católicos recen o manifiéstense, que buena falta nos hace.










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