Guillermo Rodríguez. La mañana del día en que la Iglesia celebra la Natividad de María, se inaguró expectante con la idea preconcebida de arropar con sus primeras luces a la más radiante de las luminarias que iluminan con su magnificencia los cuatro puntos cardinales de la Córdoba de San Rafael. Como manda la tradición, la Reina de San Fernando acarició con su presencia el corazón de los fieles que acudieron a la llamada de la Madre de Dios, precipitándose sublime sobre el alma de su feligresía. Nuestro compañero Antonio Poyato acudió fiel a la cita para regalarnos este magnífico homenaje a la Virgen de la Estrella, una belleza incuestionable e imprescindible.