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domingo, 27 de septiembre de 2015

El viejo costal: Con añejo sabor de Córdoba


Esta semana he visto como en algunas redes sociales, en algún artículo de prensa regional, se apuntaba la posibilidad de la autoría de la Virgen del Socorro por las gubias de Juan de Mesa, quien falleció en 1627.

No voy a entrar en dirimir, las posibilidades ni los impedimentos, para que esta soberbia talla, y magnifica obra de imaginería sea, o no sea, obra de tan insigne cordobés, no dispongo de suficientes conocimientos, ni puedo añadir ni quitar posibilidades, ya que mi ignorancia en estas lides es más que sobrada.

Deberé esperar que especialistas definan y determinen esta posibilidad, que personalmente me encantaría, ya que en fechas fui secretario de esta hermandad, quiero a esta hermandad y a sus hermanos, y soy un enamorado de ese magnifico barrio empapado de solera que es la Corredera y San Pedro.

Esta vieja hermandad, varias veces centenaria, atesora muchas joyas en su interior, y no me refiero a joyas en el sentido de adornos de metales preciosos, perlas, etc., sino más bien cosas de mucha valía. Entre estas cosas, siempre recuerdo el documento de sus estatutos fundacionales, documento fechado en su portada el 30 de Agosto de 1695.

Y aquí empieza el magnifico sabor añejo de esta Hermandad, quien los escribe, los inicia en el nombre de Dios y alaba la concepción sin mancha desde el mismo instante de su ser natural de Santa María.  Continuando anotando que está “situada en el Hospital de S. Pedro ad vincula, en la Plaza de la Corredera” y relaciona al menos a seis y otros, que define, como los demás asistentes a este momento histórico, nos dice que unánimes quieren congregarse bajo la protección y amparo de la Santísima Madre de Dios Santísima del Socorro y que han de observar las cosas siguientes:

  1. Primeramente han de tener los hermanos a salir cantando el Rosario todos los días de fiesta por la tarde, encaminándose cada uno a diversos hospitales y en el hacer las camas a los pobres y cuidar de su consuelo y regalo.
  2. El día de la circuncisión del Señor se ha de “juntar los Hermanos” en dicho Hospital para dar providencia a la comida de los pobres de la cárcel.
  3. El día de la Asunción de Ntra. Sra. quince de Agosto, se ha de hacer una fiesta solemne a la Reina de los Ángeles en este misterio con Misa cantada sermón y música.
  4. Si algún Hermano “caíre” enfermo y viniese a pobreza extrema los Hermanos de esta Congregación lo visiten y socorran con la limosna que “pudieren”. Si fuese necesario ponerlo en Hospital lo han de asistir hasta dejarlo en la enfermería y si Dios Nuestro Señor fuere servido de llevárselo, todos los Hermanos han de tener obligación de aplicar por su alma todos los sufragios que se hicieren, y el Hermano mayor tenga obligación de poner en una tablilla el nombre de dicho Hermano en la puerta de la iglesia para que lo encomienden a Dios.
  5. Se digan por su alma veinte y cinco misas rezadas a voluntad del Hermano Mayor, con calidad ../.. Y si las dichas misas se dijeron en Convento a de ser la carta de pago de el Prelado  se han de insertar en el libro para darle satisfacción a los demás Hermanos, ../.. y también ha de tener la obligación el Hermano Mayor de pedir a cada uno dos cuartos de limosna para ayuda de dichas Misas, y si algo faltare para el cumplimiento de ellas, se saque de el deposito, que tuviere la Hermandad.
  6. El Hermano mayor que fuere no se ha de pasar a disponer, ni hacer cosa alguna por necesaria que sea en dicha Congregación, menos que consultando primero a los Hermano, pero que si lo hiciere, sea por su cuenta.
  7. Las limosnas que se juntaren se tomen por cuenta y razón, asentándolo en el libro de recibo….
  8. Ninguno de los Hermanos altere ni contradiga lo que ordene el Hermano mayor en materia de salir, y sacar las insignias del Santísimo Rosario, pena de que si lo contrario se hiciere sea despedido de la Congregación.
  9. El Santo Rosario ha de salir seis veces en la semana, conviene a saber, Lunes, Miércoles y Viernes de madrugá, Martes, Jueves y Sábado por la noche../.. todos han de salir con decencia, y devoción y cera todo a mayor Gloria de Dios Nuestro Señor y de su Santísima Madre de el Socorro.

Como pueden ustedes comprobar la sencillez y devoción, la humildad y dedicación de los cofrades de esa época es más que manifiesta, y como prueba de su sencillez, piden que se presenten esas reglas al Señor Provisor y Vicario general de Córdoba y su Obispado…quitando o añadiendo lo que pareciere en el Señor.

Quien las escribe dice literalmente “Y lo firmaron los que supíeron….” Y solo cuatro firmas, algunas ilegibles, vienen y avalan lo dicho anteriormente.

Tan pequeño documento de apenas 4 pliegos y al que se le añaden 4 más con las aprobaciones de cada uno de los estamentos de la época encierran ese añejo sabor de Córdoba, cadenciosamente simple, con pocas líneas y un concentrado de sabiduría difícilmente alcanzable.

Las obligaciones de nuestros antecesores cofrades, si fuesen traspasadas a la actualidad, pocos la podríamos cumplir, por eso es que me encanta ese añejo sabor de Córdoba, y ahora que decidan la autoría de la talla los especialistas, en tanto hemos disfrutado de su linda cara y magnifica presencia por las calles de San Pedro.

Antonio Alcántara














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