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viernes, 11 de septiembre de 2015

En mi Huerto de los olivos: Los cordobeses quieren a su Virgen de la Fuensanta


Qué emoción embriagaba mi cuerpo el pasado domingo 6, cuando la Virgen de la Fuensanta, iniciaba su andadura de vuelta a su Santuario. La verdad que momentos antes de empezar a hablar con la cuadrilla como me ordenó el capataz D. Lorenzo de Juan, para comentar las últimas órdenes, comienza a llover. 


Ya la Virgen se encontraba situada en el Altar Mayor de la S.I.C., encima de su paso, con los complementos que le dejaron a José Ignacio las hermandades que quisieron colaborar, que no fueron muchas a todo esto. La verdad, que es muy fácil dar órdenes con gente de abajo tan comprometida con la Virgen, con su trabajo de costalero y con el equipo de capataces y auxiliares. De verdad, gracias a cada uno de los que en esta procesión gloriosa nos dejaron su trabajo y a los que no pudieron se les echó de menos.

La tarde seguía nublada y la lluvia parece que quería estropear la vuelta. Aparecen seguidores del Córdoba, con malas noticias al respecto. Y poco a poco el reloj sigue comiendo segundos para llegar a la hora de meternos en el trabajo cada uno. Por la providencia divina las nubes se marchan, aunque alguna se quedó para ver como la Virgen de la Fuensanta salía por el Arco de las Bendiciones y comenzaba su caminar pisando el Patio de los Naranjos.

Cuál es mi sorpresa que los cordobeses estaban allí en gran número para ver a su Virgen pequeña de la Fuensanta. Más aún cuando en el caminar dulce y elegante de la cuadrilla, iba arropado más aún de muchos cofrades cordobeses y de sus conciudadanos por acompañar a la Sagrada Imagen. Ya por la mañana fue un clamor de juventud quien la llevo desde su Santuario hasta la S.I.C.

Seguimos recorriendo los alrededores de la Catedral con una multitud  de gente más parecida a un Domingo de Ramos que a un domingo de Septiembre no siendo el día de su Festividad. Para colmo de bienes la banda sonaba llena de gozo cada una de las marchas que interpretaba para acompañar celestialmente son sus sones.

El transcurrir continuaba con alguna más de prisa de la normal para mi forma de verlo, pero las exigencias de la policía municipal por no cortar el tráfico en algunas calles así lo exigían. Que digo yo que no habría tanto tráfico como para ello un domingo por la tarde noche en Córdoba, no quiero pensar mal, pero seguro que no están igual de avispados ciertas mañanas cuando los cordobeses salimos a trabajar y se forman ya los primeros atascos y más aún cuando ya estamos casi todos en nuestra ciudad una vez pasada las vacaciones estivales.

Así la procesión continuaba y tanto las hermandades como los fieles continuaban en el recorrido. Por cierto mucha representación de hermandades, por lo que las que no fueron se les vio muy fácil. 

No importaba, la Virgen de la Fuensanta continuaba con su caminar. Mandando dos capataces que sentaron cátedra en sus formas de hacer andar a los pasos y en sus formas de mandar. Cada uno en su estilo y forma. Hubo “levantás”, para costaleros que lo están pasando muy mal, hubo otra para un capataz que en esa tarde noche la Virgen de la Fuensanta, le pidió que lo acompañara al cielo, otras por los cristianos que lo están pasando mal por el simple hecho de ser cristianos…

Así que nos presentamos en la Parroquia de Santiago con un altar impresionante en la puerta de dicha parroquia colocado por parte de las dos hermandades que allí se encuentran canónicamente. Precioso el altar. Allí las nubes que se quedaron para ver a la Virgen pasar, lloraron un poco al ver tanta belleza en las caras de sus Vírgenes.

Se acercaba el final. La comitiva llegaba al barrio de la Fuensanta y la expectación crecía para ver que nos íbamos a encontrar allí. La verdad que sí, no lo voy a negar. Pero cuando la Virgen de la Fuensanta entro a los sones de Encarnación Coronada y llegaba la parte del Dios te Salve y el cortejo, la cuadrilla, el equipo de negro, la banda y los cordobeses que allí se encontraban, cantaban al unísono todos en una sola voz, mientras el caminar de la Virgen y sus campanitas sonaban se hizo inolvidable en mi retina y en mi memoria. 

Ya el final fue precioso con Pasan los Campanilleros y los estandartes de las hermandades se inclinaban en señal de respeto a su Virgen y Patrona para entrar a las puertas de su Santuario con Fuensanta Coronada.

Una tarde noche inolvidable. D. Javier Romero se despedía de los martillos, otra nota para no olvidar. Así cuando la Virgen entro en su templo y se paró para descansar después de su día tan ajetreado, los cordobeses sean donde sean, demostraron que quieren a su Virgen de la Fuensanta.

Pachi Giraldo












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