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martes, 1 de septiembre de 2015

Enfoque: ¿Cuándo quitarán el monumento a Manolete?


Blas Jesús Muñoz. Lo escribía Pérez-Reverte en un artículo de El Semanal hace casi una década, cuando hablaba del estupor que le causaba las declaraciones, poco o nada argumentadas, sobre las tendencias personales de Manolete. Lo que viene a demostrar que el tiempo gira a la inversa en la rotación terrestre y, cosas de la física cuántica, las paradojas espacio-temporales se repiten en esta parte del continente con una asiduidad más pasmosa que el semblante espigado, estoico, del torero.

Para más de uno, seguramente, la historia se puede escribir en el momento exacto en que se toma la decisión de hacerlo y se elige, de forma particular, el cómo, el dónde o qué contar. Y en esa historia local no parece que exista, para una parte, mejor salida que la consistente en trazar una línea en el suelo y, en función del lado de la línea en que los acontecimientos se hallen serán buenos o nefastos.

En esa reconocible línea de negación de la historia todo es posible. Desde la reducción drástica de lo público de una muestra -excluyendo por un instante su contenido religioso- cultural, hasta capítulos de nuestra historia por el mero hecho de no ser del agrado del gobernante de turno.

No sabemos si a Manolete, por haber sido torero o peor aun cofrade, le tocará esa suerte de olvido forzado de aquí a los próximos tres años y medio. Puede que a tanto no se llegué o, por contra, más de uno, de dos y de tres pierdan el contenido timorato y despiden el continente de todos sus velos y, por ejemplo, de aquí a 2019 llamen a la Velá de la Fuensanta por el nombre que de verdad les gusta, el del Caimán. 









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