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martes, 8 de septiembre de 2015

Enfoque: Virgen del Valle


Blas Jesús Muñoz. Suena la marcha de Gómez Zarzuela. No es una sinfonía al uso y, ni tan siquiera es Cuaresma o Jueves Santo. La tarde de septiembre cae lánguida y los recuerdos reverdecen en cada acorde. Podría escucharla durante atardeceres eternos y, sin más sonido que el silencio, los sentidos seguirían depositados en cada tramo de la marcha.


Podría recordar la primera vez que me golpeó con su impacto, a las puertas de San Pablo, en una chicotá del exilio que, luego supe, no era más que el comienzo de un viaje eterno que me vio navegar por tantas aceras de las cofradías. Y, sobre el piso de la Anunciación, llegó el momento que mi juventud no podía creer como realidad. Frente a Ella, en un Viernes de Dolores que ya siempre viajará conmigo.

Su rostro, su gesto, sus manos... La vida pasa ante ti cuando, sin esperarlo, le encuentras un sentido. No te fijas en la manera en que la han dispuesto y ahí se halla la virtud del Prioste, del anonimato perseguido, del amor que se entrega a solas. En la orilla cerca a de la Compañía volví a comprobarlo y él, siempre se guardaba en su segundo consciente plano.

Suena Virgen del Valle y escribir esto es más complicado a cada palabra. Ella te está mirando, mientras todos aguardamos que no te lleve aun a su vera. Que revistas un ratito más y, por Tetuán, San Bernardo, camino de una catedral infinita, disfrutemos una vez más de la marcha eterna de nuestras vidas.











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